La Habana, Cuba.-
Es un edificio cuadrado, sólido, rodeado de árboles. No hay periodistas acampados en las inmediaciones, ni fotógrafos al acecho, sólo una garita policial con un joven oficial vestido de verde olivo.
Si el presidente venezolano Hugo Chávez esperaba mantener hermetismo sobre las condiciones su internación o su estado de salud, habría dado con el lugar ideal.
Ubicado en al oeste de la capital, el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), donde el presidente venezolano se repondría de una cuarta operación de un cáncer, es considerado la joya de la corona del sistema de salud público cubano.
Administrado por autoridades civiles y militares, allí son atendidos tanto grandes personalidades como cubanos que comunes y corrientes o son derivados desde otros hospitales.
La vigilancia es estricta y en las inmediaciones de la zona hay carteles que advierten que está prohibido sacar fotos.
“(El Cimeq) Le garantiza mucha privacidad”, dijo Sergio Díaz-Briquets, un analista que vive en Virginia y autor de “La Revolución de la Salud en Cuba”.
“Han sido muy buenos en la protección de los asuntos privados de los líderes de la Revolución Cubana, y ahora vemos que están haciendo lo mismo con Chávez”, agregó.
El Cimeq está acostumbrado a las grandes personalidades. Allí se atendieron Fidel Castro; los mandatarios de Ecuador y Bolivia, Rafael Correa y Evo Morales; la prima ballerina assoluta, Alicia Alonso; la dirigente chilena Gladys Marín; el legendario boxeador, Téofilo Stevenson, y en general la plana mayor del gobierno de la isla.
Quienes logren atravesar la garita de la entrada verán un estacionamiento a su izquierda y el edificio con un sobretecho blanco. Tras pasar la amplia puerta notará los salones de techos altos lleno de sillones de cuerina para las esperas, laberínticos y anchos pasillos y maderas con mamparas decorativas por todos lados.
El hospital se encuentra en una barriada de hermosas mansiones pre-revolucionarias de altos muros y ocupadas por embajadas, diplomáticos y centros de investigación.
Pero entre las batas blancas, el tráfico escaso de esa zona y las arboledas no hay mucho que confirme la presencia de Chávez, de 58 años de edad, en el lugar.
“Hace rato que dicen eso que Chávez está aquí, desde que empezó con la enfermedad, pero yo me trato aquí desde hace mucho y no veo nada”, dijo Bárbara Ramírez, una cubana de 62 años paciente del nosocomio.
“Realmente dentro del hospital no se nota nada diferente”, agregó un joven que se identificó como Roberto y quien se atiende con regularidad en el lugar.
De más de media docena de pacientes consultados, ninguno notó que hubiera cambios de seguridad en las inmediaciones, pero en general casi todos elogiaron la limpieza, la comida, la atención de los galenos y la disponibilidad para hacer toda suerte de exámenes médicos.
Se cree que Chávez se ubica en un sector totalmente independiente, fuera del alcance del personal habitual, en un sitio al que pocos tienen acceso, salvo sus médicos, familiares y algún funcionario de muy alto rango.
El propio Fidel Castro, de 86 años de edad, fue presumiblemente tratado allí por una enfermedad intestinal no especificada que lo tuvo al borde de la muerte y lo obligó a alejarse del poder en 2006.
Un recorrido muestra automóviles con chapas diplomáticas de Venezuela, algo tampoco inusual si se considera que muchos representantes de otros países o familiares hacen consultas allí.
A menos de un kilómetro al oeste del Cimeq se encuentra la residencia del ex presidente Castro, también amigo personal de Chávez y su mentor político.
A igual distancia hacia el este, está El Laguito, un barrio cerrado con las residencias más fastuosas construidas antes del triunfo de la revolución en 1959 y que actualmente se usan como casas oficiales, donde se alojan mandatarios de visita o personalidades.
En realidad Cuba es legendaria por su discreción y las escasas filtraciones de información considerada sensible. Ese fue el motivo, por ejemplo, por el cual la guerrilla colombiana y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos están negociando en este momento en la isla, a escasa distancia del hospital.
El hermetismo sobre la salud de Chávez ha sido extremo. Las autoridades venezolanas son las únicas que ofrecen algunos partes escuetos sobre su recuperación y el mandatario no fue visto desde el 11 de diciembre, cuando se lo operó.
Se conoce que su cáncer se encuentra en la zona pélvica, pero no trascendió el alcance del mismo. La primera cirugía se le realizó en la isla el junio del 2011 y la de diciembre pasado fue la cuarta en un año y medio.
Desde que se hizo pública su enfermedad mucho se especuló sobre el porqué Chávez eligió Cuba para ser atendido en vez de quedarse en su país o aceptar la invitación de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff.
Aunque expertos médicos reconocieron el nivel de atención óptimo en Cuba, para los analistas políticos también habría una clara intencionalidad en la elección, tanto por la garantía de hermetismo que ofrece Cuba, como por las señales que traslada.
“Si hubo también un mensaje político. La plena confianza que Chávez depositó en Cuba y el sistema público de servicios médicos de Cuba”, expresó Eduardo Bueno, un experto en estudios latinoamericanos de la Universidad Iberoamericana de México.
“Que se supiera hasta el final, que él confiaba en Cuba y la calidad de su medicina. No olvidar que miles de médicos cubanos trabajan y viven en Venezuela”, agregó Bueno.
Cuba y Venezuela tienen extensos programas de cooperación en el marco del ALBA, un acuerdo multinacional y por el cual técnicos de salud y especialistas de otros sectores isleños se desempeñan en barrios marginados y los poblados de la nación sudamericana.
Al parecer el aprecio y el agradecimiento de Chávez a los galenos de la isla se hizo extensiva a quienes lo atendieron a él, pues según versiones no confirmadas tras su primera operación en Cuba en 2011 entregó de regalo automóviles a todo el personal de salud del Cimeq que lo atendió.
Fundado oficialmente en 1982, el hospital forma parte del polo científico cubano por sus líneas de investigación, pero también integra el sistema de salud universal y completamente gratuito del cual la isla se siente orgullosa.
En sus instalaciones el mandatario no corre el riesgo de encontrarse con una atrevido paparazzo colgado de su ventana o caer en la trampa de una llamada engañosa como le ocurrió hace algunas semanas a la duquesa de Cambridge, Catalina Middleton, cuya enfermera confundió a unos periodistas australianos con la Reina de Inglaterra.
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