Torreón, Coah.-
Vuela una y otra vez Miguel Layún, cual eficaz verdugo encargado de acallar las justificaciones del polémico Pedro Caixinha.
El “poker” de ensueño que consigue el lateral de las Águilas basta no sólo para exhibir al estratega del Santos Laguna, sino que permite al América amanecer como imparable superlíder, gracias a los 23 puntos acumulados en 10 fechas del Apertura 2014, luego del espectacular 1-4 en el TSM-Corona.
El golpe de autoridad de la aplanadora capitalina le da un doble disgusto al cuadro lagunero, al que no le viene encarar quejas frente a un rival que –al menos ayer– no ha requerido de favores arbitrales. La inspiración del crecido Layún le da la razón al “Turco”, tranquilo y más sonriente que de costumbre, tras el paseo al hablador oponente.
Sin más mérito que la aplicación y disciplina de media cancha hacia atrás, el América apuesta al error del rival y en 45 minutos se encuentra con una inmerecida ventaja.
La apuesta ofensiva que dispone Pedro Caixinha consigue vulnerar por momentos ese dispositivo de seguridad que plantea Antonio Mohamed –quien cumplió con su promesa de no saludar al estratega local, luego de sus polémicas declaraciones respecto a que los árbitros favorecen a los cremas–. La idea del portugués media en la rápida recuperación del esférico y la rapidez letal de Tavares y Quintero.
En ese orden, Abella, Izquierdoz, Pantoja y Aldrete arman una sólida línea defensiva, al tiempo que Ceballos ocupa la contención y Rodolfo Salinas da salida, además de apertura a Ribair Rodríguez y Jesús Escoboza.
La tarea lagunera procura la explosión inmediata y sobre el minuto 24 se manifiesta esa pareja que apuesta por la paciencia en procura del descuido. Djaniny Tavares pone de cabeza a la zaga capitalina y luego de desbordar alegremente sobre el callejón derecho, le pone un bombón a Carlos Darwin Quintero, más éste falla imperdonable, frente al marco de Moi Muñoz. Una acción que le pesaría tarde que temprano a los santistas.
El encuentro, inyectado por la controversia armada por Caixinha, respira intranquilidad en el primer roce. Por eso las protestas desde la tribuna contra Jesús Molina, cuando éste frena al impetuoso y teatral Quintero.
Las Águilas, armadas atrás con Paul Aguilar, Mares, Pablo Aguilar y Layún, aguardan pacientes sin exponerse mucho. Molina, Martínez y Goltz hacen la chamba de escudos. Obreros competentes que apuestan a la inteligencia ofensiva de Rubens Sambueza, encargado de catapultar al veloz Michael Arroyo y al apagado artillero Oribe Peralta.
Conforme avanzan los minutos, el ímpetu lagunero permite que las Águilas poco a poco se reagrupen y en cuanto se les da salir, no dudan en ofender. Así, al 31’, Oribe Peralta se anima en jugada individual, más el bombazo de éste se pierde a un lado de la portería.
Pero al 40’, en un córner, Rubens cobra a primer poste, el balón es desviado y el esférico aterriza en el inspirado Miguel Layún, quien sin titubear conecta cruzado para vencer la portería de Sánchez.
Sin dar ocasión al respiro, Oswaldo ataja un nuevo bombazo, ahora de los botines de Paul Aguilar, antes de irse al descanso.
Pero en el complemento, la noche azulcrema vendría acompañada de Layún, quien ampliaría el pizarrón al 54’, al concretar un golazo de media distancia. Resulta que en pleno contragolpe, Oswaldo se lanza de palomita, fuera del área, con tal de evitar el mano a mano con Oribe, pero el rebote le queda otra vez a Layún, quien de primera la prende, flotadita, para aterrizar en las redes.
Y por si fuera poco, cinco minutos después Arroyo realiza una estupenda jugada en la que se lleva a todo mundo por el carril izquierdo, sobre línea se la pone a Layún –quien acompaña todas las jugadas azulcremas– y el esférico viaja nuevamente a las redes. Tercero del increíble capitán amarillo, quien hace efectiva la frase de “todo es culpa de Layún”, para beneficio del superlíder mexicano.
La reacción santista llega tarde. Carlos Izquierdoz firma un cabezazo (69’) que le da el honor a su equipo. Aunque un minuto después, Tavares sacude el poste derecho de Muñoz, a centro de Quintero. La jugada pudo darle un cierre explosivo a la noche.
La pifia contrasta con la efectividad de Layún, quien firma el cuarto a un minuto del final, tras una gran maniobra de Peralta. Sí, habrá que echarle la culpa otra vez.
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