México, D.F.-
Con nueva museografía y 270 piezas prehispánicas inéditas, se reabre al público este viernes la sala dedicada a la cultura tolteca del Museo Nacional de Antropología, tras permanecer cerrada por cinco meses para su renovación.
Para la renovación de este espacio, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se invirtieron tres millones de pesos, informó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal, curador de la Sala Los Toltecas y el Epiclásico.
Castillo Bernal abundó que la nueva puesta museográfica presenta 270 piezas arqueológicas e incorpora datos derivados de las más recientes investigaciones, como el militarismo y la cosmogonía toltecas, así como la inclusión de la antigua ciudad de Cantona (Puebla), como una de las urbes antecesoras de esta civilización.
“En este nuevo guión, el recorrido comienza con la caída de Teotihuacan (650 d.C.) y su impacto en los diversos grupos étnicos del centro del país, que provocó reordenamientos poblacionales y disputas por el poder político de la región del Altiplano Central”, agregó.
El espacio hace un recuento del origen de los toltecas durante el periodo Epiclásico (650-900 d.C.) con la creación de Tula Chico, hasta su esplendor con su gran capital Tula (Hidalgo), y decadencia en el Posclásico Temprano (900-1250 d.C.).
Castillo Bernal señaló que la nueva museografía también expone objetos que hacen referencia a Xochicalco, Cacaxtla-Xochitécatl y Cantona (esta última de reciente inclusión en el guión), como ciudades antecesoras al esplendor tolteca, que se desenvolvieron entre los años 600 y 950 d.C.
Asimismo, ahora “se aborda la cosmogonía tolteca, la cual dotaba de significado a elementos de la naturaleza, como las fieras a las que representaban con características humanas, en tanto el hombre “adquiría” propiedades de los felinos, como la ferocidad, la valentía, el coraje y la eficacia para matar, elementos necesarios para esta cultura, pues su poderío se basó en las prácticas militares”, explicó el curador.
Entre las nuevas piezas que darán la bienvenida al visitante se podrán ver una escultura de cerámica elaborada hace un milenio, conocida como El Creador (de 1.5 metros de alto), relacionada con el origen de las dinastías gobernantes de Xochicalco, además de las reproducciones de los murales de Cacaxtla-Xochitécatl, en los cuales hace 1300 años se plasmaron representaciones bélicas y sacerdotes ataviados.
Otras piezas son un recipiente con forma de murciélago, característica del esplendor tolteca; y dos vasijas trípodes correspondientes a la cultura de los Volcanes (conformada por los sitios de Tenenepango y Ananahuac, en el hoy Estado de México) y a Teotenango (en esa misma entidad), civilizaciones que junto con Cholula (Puebla) fueron contemporáneas de Tula, así como un imponente atlante de casi cinco metros de altura.
Entre dichas piezas inéditas hay una vasija cuauhxicalli (considerada contenedor de ofrendas divinas) de casi 37 cm de diámetro y 14 de alto, que tiene pigmentación roja al exterior y una franja alrededor de la boca que emula la piel de un jaguar. Además de un sahumador de cerámica cuya cazoleta de 19 cm de diámetro tiene forma de cráneo, y el mango —de 55 cm— simula un fémur, concluyó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal.
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