Chicago, E.U.-
Además de los 20 votos electorales que entregará a su candidato presidencial Barack Obama, el estado de Illinois podría ser clave en la recuperación de la mayoría demócrata en el congreso estadunidense.
Esto ante la posibilidad de que este martes el partido obtenga el triunfo en cinco posiciones republicanas, de las 25 que necesita para retomar el control de la cámara baja.
En este objetivo, los demócratas del estado se prepararon desde el año pasado, al aprovechar su responsabilidad en el trazo de los nuevos límites distritales que por ley se hicieron, debido a los movimientos poblacionales del Censo 2010.
El resultado fue un mapa forzado en su beneficio ante la inconformidad de los republicanos, quienes incluso demandaron legalmente sin éxito.
Hace dos años, con sus triunfos congresionales, los republicanos lograron la mayoría de la delegación de Illinois en el Congreso federal, con 11 de las 19 posiciones.
Sin embargo en el nuevo mapa diseñado, que elimina un escaño por reducción de población, los demócratas evitaron la pérdida de una posición y en el trazo de límites enfrentaron a los contrarios entre ellos, o los ubicaron en terrenos poco favorables.
De los cinco distritos codiciados, cuatro son representados por un republicano que ganó su escaño en el 2010 y busca su reelección, pero por la redistritación todos se han visto debilitados. Tres de las circunscripciones están en los suburbios de Chicago, una en el centro del estado y la quinta en el oeste.
Los demócratas admiten que esos distritos los perdieron en las elecciones pasadas, debido a la inconformidad popular manejada por los republicanos sobre las reformas al Medicare, y se han enfocado en recuperarlos junto con la posibilidad de tomar un asiento vacío por el este de Illinois.
No obstante, durante la campaña proselitista el trabajo se centró en tres distritos: el ocho, al noroeste de Chicago, que le disputa la demócrata Tammy Duckworth a Joe Walsh; el 10 al norte, en el que Brad Schneider compite contra el titular republicano Robert Dold, y el 11, en el suroeste, entre Bill Foster y Judy Biggert.
La contienda en los tres escaños se caracterizó por elevados gastos de campaña y ataques mutuos, pero en medio de la batalla entre demócratas y republicanos se encuentra el voto latino, que juega un papel importante en las votaciones de este martes para definir al ganador.
“La comunidad latina tiene más poder de influencia en estos lugares, porque son entre el 10 al 40 por ciento de su población. En áreas clave somos la diferencia”, aseguró Artemio Arreola, director político de la Coalición pro Derechos de los Inmigrantes y Refugiados.
Dicha organización realizó un intenso trabajo de concientización en los tres distritos, a fin de que apoyen a los candidatos que se comprometen con sus necesidades.
El resto de las posiciones federales de los demócratas están aseguradas, inclusive la del congresista Jesse Jackson Jr., quien no hizo campaña por estar en tratamiento médico debido a su padecimiento de bipolaridad, mientras que los escaños senatoriales no están en juego en esta jornada electoral.
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