Monterrey, N.L.-
El sol picante, el aire caliente y los gritos de las porras llenando el vacío en el aire. Así se vivía el partido de futbol americano femenil en donde el equipo “Thunder”, procedente de Monterrey y “Las cocodrilas” originarias de Saltillo se enfrentaban en el campo del club Delfines en San Nicolás de los Garza.
Se trata de mujeres jugando futbol americano. Sí, esto es una realidad que se vive hoy en día no sólo en México si no en el mundo entero. Comenzando como una atracción de medio tiempo utilizada por equipos como “The frankford yellow jackets” en 1926, hasta la creación de ligas profesionales de futbol americano femenil, este deporte controvertido por la estigmatización de sus características rudas y fuertes requerimientos físicos, es hoy en día nuevamente uno de los temas de mayor auge en el mundo deportivo mexicano.
Este enigmático deporte que 39 años después de la aparición del equipo femenil de entretenimiento tuvo oportunidad de reaparecer en el mundo deportivo hasta 1965 en Cleveland, Ohio, con la espontanea introducción de una liga semi-profesional de este deporte gracias a un agente de talento llamado Sid Friedman, la cual nombró “Women Professional Football Leage”, conocida como la “WPFL”, que abriría todo un mundo de posibilidades para un deporte completamente nuevo para una sociedad tan cerrada de mente como la de los años 60s.
Equipos como Bowling Green, Buffalo, Cincinnati, Dayton, Pittsburgh y Toledo, fueron los pioneros dentro de este deporte en la WPFL.
Pero la historia no termina allí, ya que en 1970, Patricia Barzi Palinkas se convirtió en la primer mujer en jugar equipada en una liga semi-profesional de hombres, ya que precisamente en ese año la WPFL desaparece, dejando un vacio en los deportes, abriendo nuevas posibilidades de crecimiento para la rama femenil, por lo que en 1974 aparece la National Women Football League, asociación que a diferencia de su predecesora, tendría un éxito imparable, llegando incluso a tener miembros como Linda Jefferson, una corredora del equipo Troopers, la cual fue nombrada como la atleta del año 1975 por la revista Women’s Sports, debido a su gran carrera con cinco temporadas con más de mil yardas acumuladas en carreras.
Debido al gran auge que tuvo este deporte en los años setentas, la extensión y división de este deporte en sectores más organizados era inminente, por lo que la creación de tres divisiones dentro de la NWLF ocurre, creando los sectores Sur, hogar de las Oklahoma City Dolls, the Houston Hurricanes, the Dallas-Ft. Worth Shamrocks, the San Antonio Flames, y the Tulsa Babes . La division del sector Este en la que jugaban Columbus Pacesetters, the Detroit Demons, the Philadelphia Queen Bees, the Middletown (OH) Mustangs, y The Toledo Troopers. Y por último la división del sector Oeste, donde jugaban las Los Angeles Dandelions, California Mustangs, San Diego Lobos, y las Pasadena Roses.
Poco a poco se fueron creando equipos y más equipos, llegando por fin la internacionalización de este deporte, apareciendo en Alemania en 1986, en Australia en 1987, hasta que llega a México apenas hace unos años, sin una fecha documentada, en que equipos como la Selección Xtreme, con sede en la Ciudad de México y el equipo semi-profesional Águilas Regias, primer equipo mexicano semi-profesional en jugar en una liga norteamericana en el 2009, entran más fuerte en el panorama deportivo mexicano, dando lugar a un reciente auge de este deporte.
El futbol americano femenil en México es tan reciente que la formación de equipos aún muestra grandes barreras al momento de establecerse con formalidad.
Tomando la experiencia del Tochito bandera como semillero del talento para el futbol americano femenil en México, ya que al ser un deporte similar al americano, el cual basándose en el anterior, consiste en enfrentar a dos equipos rivales formados por alrededor de siete personas, en un campo de 80 a cien yardas, dependiendo las reglas de la liga.
Al igual que sucede en el deporte original, generar anotaciones que contarán con valores de 7 puntos y uno o dos la conversión, dependiendo la distancia de esta última, con la diferencia de que en este deporte en lugar de bloqueos con golpeo existe un método de marcar el fin de una jugada quitando una banda de la cintura del adversario, ha brindado un precedente sumamente importante para un deporte tan nuevo en México como lo es el futbol americano femenil.
Pero del 2009 a la fecha, han pasado 2 años y no todo ha sido miel sobre hojuelas en este deporte recién nacido en nuestro país. Posterior a sus participaciones en la liga norteamericana, el único equipo mexicano que lo había logrado, Águilas Regias, formado por Gabriela Martínez García, propietaria del equipo, esta emblemática agrupación cayó cual águila herida y no pudo hacer más que lamentar el golpe.
Previo a la inclusión del equipo regiomontano al futbol americano femenil internacional, como todo equipo tuvieron una etapa de entrenamiento.
La pretemporada fue corta, pero lo suficiente enriquecedora para brindar confianza y esperanza a un equipo recién formado.
El screamish (término empleado para un partido amistoso en este deporte), se dio lugar en el campo del club Búfalos ubicado en la colonia Primavera en Monterrey, el sábado 8 de agosto del 2009, el partido que fue llamado “Rojo-Blanco”, fue toda una novedad para los vecinos de la colonia.
Las gradas del estadio repletas por los aficionados a este deporte, así como los curiosos que habían escuchado de la novedad de un equipo de mujeres que golpeaban al igual que los hombres en un deporte tan agresivo y rudo como lo es el futbol americano, hicieron del medio día de ese sábado 8 un verdadero día de fiesta.
El equipo Águilas Regias, separado en dos partes que se enfrentarían entre ellas como partido de preparación para el compromiso en Nuevo Orleans la siguiente semana, ofrecería todo un espectáculo a la población regiomontana al mostrar que las mujeres también saben de golpeo y que esta era solo una probada de lo que venía en un futuro para este deporte en México.
Pasaron los días y el esperado viaje llegó a su momento, el tazón internacional que se celebraría en el Pan American Stadium de Nuevo Orleans en la liga Women Football Alliance, se encontraba a sólo unos pasos de distancia.
Veintiún horas de camino realizaron en carretera, cansadas por el viaje, pero llenas de entusiasmo y adrenalina por el enfrentamiento próximo, las Águilas Regias por fin se encontraban en la ciudad destino, listas para encontrarse en el emparrillado contra otras mujeres que no le temían a golpear frente a frente contra cualquier individuo.
Fernanda Valdez, safety que portaba el número 23 en el equipo mexicano, comenta acerca de su experiencia en el partido celebrado el 15 de agosto en contra del equipo New Orleans Blaze como algo único, una experiencia de vida que definitivamente marco la historia de este deporte en nuestro país.
“Fuimos el primer equipo en salir a jugar a Estados Unidos, estábamos muy nerviosas porque ellas son un equipo que lleva años jugando, eran mucho más grandes y también estaban mejor entrenadas que nosotras”.
El partido no fue lo que las Águilas esperaban, se encontraban frente a un equipo bastante experimentado, que además de mostrar superioridad técnica, también hacía notar las diferencias físicas entre las jugadoras estadounidenses y las mexicanas, las cuales a pesar de ser notablemente más chicas de talla, nunca se amedrentaron frente al equipo rival, mostrando la casta de las mujeres mexicanas aún cuando el resultado de 12 – 0 a favor del equipo estadounidense mostró la experiencia y preparación superior del equipo de casa.
María José Pérez Rebolledo, corredora del equipo mexicano, que portaba el número 41, mencionó que “todo era emocionante para nosotras, desde recibir tu jersey, hasta ponerlo en las hombreras o ponerte el casco, al principio tenía algo de miedo, pero todo fue cuestión de dar el primer golpe y la adrenalina salió solita, estábamos haciendo historia”.
Así fue como Águilas Regias se convirtió en el primer equipo de futbol americano femenil que logró cruzar la frontera del norte mexicano y mostró de qué están hechas las jugadoras nacionales. Nuevo Orleans fue solo el inicio, después de ello en el 2010 jugaron dos veces en Austin, Texas en contra del equipo local Outlaws, y en la ciudad de Houston también en en contra del equipo Houston Power.
¿Qué es lo que pasa dentro de los equipos que puede transformar la historia?, sólo las Águilas lo saben, pues precisamente en junio del 2010, el equipo de Águilas Regias diría adiós a la escuadra que haría historia en este deporte internacional del que ahora México había formado parte.
Ex-jugadoras de este equipo que prefieren mantenerse en anonimato mencionan que el equipo se encontraba en una situación de crisis en donde las cosas “simplemente ya no funcionaban”, las tensiones entre la dueña del equipo y las jugadoras habían llegado al extremo, situación por la que el grueso de las jugadoras decidieron poner un alto y abandonar el equipo en tensión y formar una nueva agrupación en donde la manera de llevar las cosas fuera diferente.
Fue cuestión de unos días para que Thunder Monterrey, surgiera de las cenizas de un águila derribada y por medio del entusiasmo y el amor al deporte con que contaban todas estas chicas jugadoras de futbol americano, se formara un nuevo equipo regiomontano que seguiría dando de qué hablar en el ámbito deportivo.
Se entrenó duro, se consiguieron patrocinios y se reavivó la fiesta, Thunder Monterrey estaba listo para seguir con el juego. Al igual que este equipo, de la separación de Águilas Regias, otro equipo había resurgido de la caída, formando al equipo rival por excelencia Black Mambas Monterrey, contra el que se han enfrentado ya repetidas ocasiones.
Tazones se han llevado a cabo, pero esta vez a nivel nacional, enfrentándose Thunder Monterrey contra el equipo del Distrito Federal Selección Xtreme, en los que en los dos años que se han enfrentado tanto en Monterrey como en el D.F; el equipo vencedor ha sido precisamente el equipo regiomontano, dejando una huella que la historia de este deporte en el ámbito nacional seguramente tomará en cuenta para sus futuras ediciones.
Actualmente las ligas mexicanas de este deporte en nacimiento, son evidentemente muy nuevas, por lo que las reglas del juego aún se modifican para poder seguir adelante en el crecimiento de este deporte. Existen dos modalidades de juego, en el que se enfrentan 11 jugadoras contra 11, o la modalidad de 8 contra 8, modalidad en que la actual liga Asociación de Football Femenil Equipadas “AFFE”, se encuentra en plena temporada.
El futbol americano femenil es en México un deporte taboo, pero es gracias a este aspecto que no solo atrae a curiosos sobre el tema sino a aquellos hombre y mujeres que están dispuestos a demostrar que la igualdad de género se da en todos los aspectos y que no existen restricciones físicas para las mujeres que impidan que realicen cualquier tarea o deporte, aún siendo tan rudo como lo es este de contacto.
Jorge Pérez Rubio, padre de la jugadora María José Pérez Rebolledo, corredora actual con el número 41 del equipo Thunder Monterrey, dio su opinión.
“Yo creo que no hay ningún impedimento para que las mujeres realicen cualquier tipo de deporte, yo tengo dos hijas, una práctica taekwondo y la otra futbol americano, y gracias a que yo practiqué deporte en mi juventud, se que las lesiones son algo implícito en cualquier deporte, por lo que mi preocupación es la que cualquier padre tendría por sus hijos no importando el deporte que se practique”.
El partido celebrado el día domingo 6 de mayo del año en curso, en el que Thunder Monterrey y Las cocodrilas de Saltillo se enfrentaron en el emparrillado, tuvo como resultado final de 43 – 0 a favor del equipo regiomontano, el cual aún resultando victorioso admite tener mucho por mejorar según su coach “Jonnatan Gamboa Solis”, ex-jugador del equipo de Football americano estudiantil Auténticos Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
“Creo que de todos los partidos se aprende y este es un deporte que al estar en crecimiento necesita mucha más disciplina por parte de todos los equipos, ya que si se pretende seguir con ello la constancia es sumamente importante”.
Así es que tal como comenta Aletse Sarahí Zamarrón, jugadora del equipo Las cocodrilas de Saltillo, al mencionar su historia en este deporte,“Yo llevo jugando seis años, es algo que mi familia me ha inculcado y estoy feliz de hacerlo, creo que es una manera de demostrarle a la sociedad lo que realmente podemos hacer como mujeres”, lo cual nos deja como sociedad un gran reto que consiste en dar seguimiento a este deporte nuevo, deporte que tal como menciona Aletse “marca vidas”, y por ende como cualquier disciplina deportiva, es necesario impulsar su crecimiento ya que el mismo acarrea la madurez de la sociedad implicada.
Redactó Luis Francisco Pineda Carranco, alumno de comunicación del Tec de Monterrey.-
Fuentes
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