Guadalajara, Jalisco.-
Es una fiesta de dos colores: rojo y negro. ¿Cuál es la distancia entre la tristeza y la celebración? Un gol. Uno solo. Hace 620 minutos que el Atlas no lo grita, pero el de ayer vale oro. Hugo Isaac Rodríguez lo festeja detrás del arco norte, con la Barra 51. No hay mejor lugar. El 1-0 sobre Monterrey sentencia todo: los Zorros se quedan en Primera División, mientras que Estudiantes-Tecos desciende.
Atlas es un equipo acostumbrado a las largas rachas de sequía. Los 620 minutos sin gol son nada. Los casi 61 años sin un título (se cumplen el 22 de abril) sí deberían pesar. Pero no es así. La barra canta: “¡Sé que nunca te he visto campeón, eso no cambia el corazón. Los dirigentes se han robado nuestros sueños!”.
La entonación aparece en el estadio Jalisco cada vez que los Rojinegros pisan el campo. Es muestra de orgullo. Atlas encierra un cúmulo de sentimientos que nada tienen que ver con los éxitos deportivos. De lo contrario, sería imposible la entrada de 40 mil aficionados para ver el duelo en que se busca la salvación.
La fiesta es totalmente rojinegra. El balón, desde el tiro de esquina, recorre su camino rumbo al área. Hiram Mier va al despeje, pero “peina” con mala fortuna. Hugo Isaac Rodríguez conecta de cabeza y manda al fondo. Gol del Atlas, al 37’.
La ocasión así lo amerita. Es el festejo del torneo. Los barristas saltan y se abrazan. El Jalisco se une en un grito: el “¡Atlas, Atlas!” cimbra tanto el frío concreto de la tribuna, como el ardiente corazón de los seguidores rojinegros. Con ese tanto, los Zorros son de Primera División.
En la parte complementaria, Monterrey recuerda que a pesar de jugar en campo ajeno, es favorito gracias a sus buenos números a lo largo del Clausura 2012. De Nigris aparece de nuevo en el área para recibir un pase filtrado. Entra sin marca, pero cuando define, el arquero Pinto recuesta para rechazar con el pecho, al 51’.
Los minutos finales son de tensión, incluyendo el susto del minuto 90, cuando Pinto suelta un balón que Suazo no alcanza a rematar. La barra no para de cantar: “¡Vamos, Rojinegros, que esta noche tenemos que ganar!”, se escucha, mientras los aficionados con los brazos en alto acompañan con las palmas al ritmo de la letra.
El cuadro local resiste cada embate. Se trata de un esfuerzo que sabe a salvación, mientras los Estudiantes-Tecos descienden tras 37 años de historia en el máximo circuito.
Discussion about this post