México, D.F.-
“Las enfermeras empezaron a cargar a todos los bebés que estaban en el mismo piso en el que mi niño está internado”, cuenta Víctor Cervantes, mientras espera a que el personal de seguridad privada del hospital Adolfo López Mateos permita el reingreso de los familiares que esperan a sus parientes internados.
Lo que a él le dijeron fue que un tubo de gas había explotado y de hecho, él afirma haber escuchado un ruido similar a una explosión; sin embargo, el estruendo se debió a la caída del pedazo de pared y la llegada de los bomberos fue a causa de la fuga de gas que el desprendimiento causó.
En las instalaciones de este centro médico, hubo una intensa movilización de personal médico y vigilantes, después de que parte de una pared se desplomó en el cuarto piso.
Al filo de las seis de la tarde, el desprendimiento de azulejos del Hospital López Mateos, perteneciente al ISSSTE, generó una fuga de gas y la evacuación de unas 400 personas, entre ellas 274 pacientes, de los cuales uno murió a consecuencia de un paro cardiaco.
Fue en el cuarto piso, donde se ubica la zona de médicos residentes, que parte del aplanado de una barda del nosocomio cayó sobre una caja de luz, generando un estruendo y una fuga de gas.
Entre los pacientes, 20 de terapia intensiva fueron traslados a otros hospitales cercanos con ayuda de ambulancias del ERUM y Cruz Roja.
También cinco recién nacidos fueron llevados a otros nosocomios, y el resto de personas evacuadas fueron concentradas en una agencia automotriz ubicada en el cruce de las avenida Universidad con Río Churubusco.
Bomberos de las delegaciones Álvaro Obregón y Benito Juárez llegaron a atender la fuga de gas, mientras que un grupo de empleados de la Secretaría de Protección Civil revisaban la zona siniestrada para retirar más material de recubrimiento, consistente en mosaicos, que pudiera caerse también.
Entre las personas desalojadas estaba doña Julia Vázquez, de 78 años, quien estaba internada por problemas gastrointestinales y quien falleció en medio de la emergencia.
Un paro cardiaco que al parecer le sobrevino al ver la movilización, ocasionó su deceso.
Personal del nosocomio indicaron que la falta de mantenimiento y los últimos movimientos telúricos pudieron ser consecuencia de la caída del aplanado.
Pasadas las 21:30 horas los pacientes que esperaban ser atendidos en urgencias pudieron reingresar al hospital, mientras un grupo de familiares de los enfermos internados permanecían en la banqueta, en espera de que el personal de seguridad les informará la situación de las instalaciones.
“No nos han dicho nada, sólo nos pidieron que saliéramos y ya no nos dicen que pasa”, cuentan los hijos de un hombre que permanece en el hospital debido a un sangrado por várices en la faringe, a quien pudieron ver cuando fue desalojada su camilla y trasladado al patio de una agencia automotriz.
La información que se brindaba a la gente que espera era escueta; nadie les avisaba que el hospital ya estaba en buenas condiciones.
Personal de seguridad privada informó que sólo se habilitaron el tercero y el cuarto piso para los pacientes más delicados, mientras que los pisos 1 y 2 y del 5 al 7 quedaron vacíos para evitar accidentes en caso de que el material de recubrimiento siguiera cayendo y por otro lado para retirar el cascajo que todavía se encontraba en algunos niveles del edificio.
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