En el año 2000 cuando los más fuertes aspirantes a la silla presidencial eran Vicente Fox y Francisco Labastida Ochoa, el, en ese entonces, presidente, Ernesto Zedillo al escuchar las promesas de campaña les preguntó en reiteradas ocasiones, cómo le iban a hacer para cumplir lo que prometían.
Ni Fox, ni Labastida dieron respuesta a la interrogante.
Esa pregunta sigue vigente doce años más tarde.
Todos los días estamos expuestos a la propaganda de los candidatos a los distintos cargos de elección popular que estarán en juego este 1 de julio.
Todos prometen el cielo, la luna y las estrellas, pero no dicen cómo le harán para cumplir con los compromisos de campaña.
Se limitan a endulzar el oído de los electores diciendo que bajarán el índice de criminalidad, que aumentarán la oferta de empleos, que mejorará la vida de la población, que habrá más oportunidades de educación y de recibir buenos servicios de salud.
Pero no plantean cual será la estrategia que seguirán y sobre todo, como decía Zedillo, de dónde saldrá el dinero para concretarlas, porque para conseguirlo se requiere presupuesto.
Por ejemplo, en materia de seguridad dice Peña Nieto que aumentará de 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto al 5 por ciento como en Colombia, lo que no explica es qué otras áreas de la administración pública se verán afectadas ante el aumento de recursos al combate a la inseguridad.
Luego Josefina Vázquez Mota se limita a decir que hay que reforzar el combate a la criminalidad, con acciones diferentes, pero no especifica cuáles.
En el caso de Andrés Manuel López Obrador en un juego de palabras expresa que “no hay trabajo por la inseguridad y hay inseguridad por la falta de trabajo”, lo que se podría deducir que reforzará la creación de empleos, pero otra vez, no dice cuál estrategia seguirá para lograrlo.
Y por último, Gabriel Quadri declara que privatizará los penales para aumentar la seguridad, adecuando un nuevo sistema penal más expedito para evitar la sobrepoblación en los centros penitenciarios.
Como se observa todos traen buenas intenciones, pero no dicen cuánto tiempo dedicarán a esa tarea, la de la recuperación de la tranquilidad y la seguridad para la población.
Y así se pueden ir enumerando todas las promesas de campaña.
Los candidatos verbalizan mucho y actúan poco.
Las palabras se las lleva el viento si no hay un buen plan de trabajo.
En el caso de los tamaulipecos es conveniente que cuando se tenga a algún candidato enfrente a cualquiera de los cargos que andan en juego, se les hagan preguntas directas sobre sus compromisos y la forma como lograrán concretarlos si ganan las elecciones.
Porque de promesas vacías ya estamos hasta la coronilla.
¿POR QUÉ NO ME MIRAS?
Los espectaculares del priista Enrique Peña Nieto adolecen de algo que la gente aprecia sobremanera: Mirar a los ojos cuando alguien se compromete a algo.
La frase que usa es parecida a la que utilizó cuando contendió para la gubernatura del Estado de México, “te lo firmo y te lo cumplo”.
Ahora dice: “Me comprometo y cumplo”.
Y la gente se pregunta, ¿y por qué no me miras?
EPN aparece en las fotos en su mejor perfil con la mirada hacia abajo, en lugar de mostrar su rostro de frente acompañado del slogan. Eso surtiría más efecto entre el electorado que ya está harto que le anden escondiendo la mirada, como ocultando aviesas intenciones.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
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