México, D.F.-
La canción dice que Guadalajara huele a “pura tierra mojada”. Últimamente también a águila derrotada y adolorida.
El América no ha podido en los tiempos recientes cuando visita el terruño de su máximo rival deportivo.
Le va mal, sale triste, cansado, burlado y resentido.
Y es que se desconcierta, se confunde y termina por caer víctima de los goles rojiblancos. A veces hasta un grito de celebración tapatío ha bastado para que el Rebaño Sagrado haga respetar su casa.
La grada rojiblanca no se ha cansado de vibrar cuando el americanismo llega a instalarse en La Perla de Occidente. Los últimos Clásicos Nacionales en el estado de Jalisco se han quedado en la localía.
Desde las semifinales del Clausura 2007, el Guadalajara no pierde el máximo partido del futbol mexicano en casa. En torneo regular, la última victoria de los emplumados se remonta al Clausura 2004.
Pero la estadístíca es más hiriente para los azulcrema si se mira cuándo fue la última vez que pudieron marcar gol en el terruño chiva.
Era el Claususra 2008 y se presentaba en el estadio Jalisco el que fue el peor América de la historia, ya que terminó en el último lugar de la tabla general.
Chivas comenzó ganando 3-0. La fiesta de la humillación hacia los de Coapa parecía consumada y el Rebaño Sagrado amenazaba con más. Pero de pronto se conformó y casi lo paga caro.
Salvador Cabañas sacó el orgullo de los capitalinos. Por la vía del penalti hizo el descuento al minuto 77 y dos más tarde puso en predicamentos a la escuadra dirigida entonces por Efraín Flores.
El 3-2 quedó hasta el silbatazo final. Se consumó la derrota amarilla y quedó en el registro que el segundo tanto de Cabañas fue el último hasta ahora que el América pudo hacer en la casa de las Chivas.
Es decir, van 281 minutos sin que haya una celebración de gol de los otrora Cremas en Guadalajara.
Pensar que el estadio Omnilife no existía cuando se dio el gol del delantero paraguayo.
La consigna para Miguel Herrera y sus pupilos es borrar esa historia de un vez, si no quieren ir a cosechar otra derrota para el americanismo en territorio chiva.
De lograrlo significaría que las aguas vuelven al nivel de la tranquilidad, porque evitarían ligar la tercera derrota en fila en lo que va de este certamen.
Mientras en el lado rojiblanco no quieren dejar de disfrutar que en su casa sólo impera la ley local.
Ese disfrute lo cargan en los antecedentes. Ya con el regreso de Marco Fabián y Érick Torres, luego de participar en el torneo Preolímpico hace unos días, las Chivas lucen más fuertes.
También encaran un partido crucial, que definirá su destino en lo que resta del semestre.
Para ganar el Clásico, el chiverío apela a su fortaleza: su casa, para luego poderle cantar al americanismo que “Jalisco no se rajó”.
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