Guadalajara, Jalisco.-
Cada uno ha vivido su particular calvario. Han subido a la metafórica cruz de los malos resultados. Los clavos de la derrota han hecho lo suyo. Después del Vía Crucis, Chivas y América comparten hoy el mismo anhelo: encontrar en el césped sintético del estadio Omnilife, a partir de las 18:00 horas, un domingo de resurrección, al disputar una edición más del Clásico del futbol mexicano.
El Rebaño Sagrado ha protagonizado un caótico Clausura 2012. Tras un pésimo arranque con Fernando Quirarte, logró mejorar con el arribo de Ignacio Ambriz, pero no lo suficiente, pues suma apenas 15 puntos y sus esperanzas de calificar a la Liguilla por el título dependen del resultado ante las Águilas.
La caída del domingo pasado frente a Estudiantes-Tecos fulminó el margen de error del Guadalajara. Hoy lo único que le sirve es la victoria. Cualquier otro resultado significaría prácticamente despedirse de la Liga y enfocarse en la Copa Libertadores, donde también tiene comprometido su futuro, tras la derrota ante el Defensor Sporting.
Ambriz ha dicho que Chivas “está a la altura de cualquiera”, para responder al presidente deportivo del América, Ricardo Peláez, quien aseguró que su equipo cuenta con mejor plantel. Pero en el futbol, los partidos no se ganan con la boca. El lenguaje de la pelota es el que hablará hoy sobre la cancha del Omnilife.
Las Águilas recorren también su propio Vía Crucis. Llegan al Clásico Nacional con dos derrotas consecutivas, ante el Morelia y el Monterrey. Han sumado apenas cuatro de los últimos 12 puntos disputados. Y su futbol, bajo la batuta de Miguel Herrera, ha comenzado a sembrar algunas dudas.
De momento, su posición en la tabla le permite, en teoría, respirar con tranquilidad: 22 unidades son suficientes para ubicarse en el quinto peldaño. Pero un descuido en la recta final del Clausura 2012 puede resultar costoso. El “Piojo”, quien también se estrena en Clásicos, ha admitido que una derrota ante las Chivas encendería la alarma en Coapa.
Otros se preocupan menos. Christian Benítez dijo durante la semana que el Guadalajara es “un rival más”. Para la afición, seguramente, el encuentro encierra un significado diferente.
Es una cuestión de orgullo y el del América está maltrecho luego de los últimos clásicos.
En los ocho más recientes, las Águilas sólo han podido derrotar en una ocasión al Rebaño Sagrado, a cambio de seis derrotas y un empate. Ha sido un largo calvario para el amor propio azulcrema. La última victoria del América ante el acérrimo rival se remonta hasta el 25 de octubre de 2009, cuando se impuso por 1-0 en el Azteca.
Son los dos más grandes en el balompié nacional y cada uno ha sufrido su propio calvario. Este domingo, en la casa rojiblanca, sólo uno podrá encontrar, en caso de llevarse la victoria en el Clásico, su domingo de resurrección.
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