México, D.F.-
En algunas culturas mesoamericanas era común colocar una piedra verde dentro de la boca de los difuntos. Este mismo ritual funerario se llegó a realizar en China, en donde los muertos portaban una especie de tapones en la nariz, los ojos y hasta una pequeña langosta o cigarra de jade dentro de la boca. En ambos casos, los objetos de jade obtienen un carácter de acompañante durante el tránsito hacia la otra vida.
Esta es una de las similitudes que ilustra el uso del jade en la antigua China y en Mesoamérica, de la cual da cuenta la muestra “Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade”, que este fin de semana abre sus puertas al público en el Museo Nacional de Antropología (MNA), donde se podrá admirar hasta el mes de junio para después viajar a la capital china.
La muestra “Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade” reúne 220 obras antiguas, procedentes del Museo del Palacio, de Pekín, y de varios museos y zonas arqueológicas de México y que se dan a conocer en el marco de los 40 años de relaciones diplomáticas entre México y la República Popular China.
China y Mesoamérica antiguas, convinieron en esta muestra.
Se trata de 220 piezas, de ambas civilizaciones, hechas de jade, considerada una piedra preciosa, incluso más preciada que el oro o la plata en Occidente, pues con ella se manufacturaron objetos vinculados a las clases gobernantes y a la parafernalia ritual.
En ese sentido, la doctora Xu Lin, investigadora del Museo del Palacio, explicó que con la muestra queda establecida una de las principales concordancias en cuanto al uso que, en China y Mesoamérica, se le dio al jade, el de acompañante de personajes de la élite al momento de la muerte.
“En China antigua se creía que el jade y la mortalidad estaban estrechamente ligados, se pensaba que el colocar piezas realizadas con este mineral (la nefrita, en particular), como parte del ajuar funerario, permitiría que el espíritu de la persona llegara a su destino. Por esa razón, el ropaje del muerto podía estar confeccionado con jade, bajo la idea de evitar la putrefacción del cuerpo, y también se colocaban tapones en ojos, oídos y boca, para evitar que ‘el alma escapara’”.
Diana Magaloni, directora del MNA y co-curadora de la muestra por la parte mexicana, dijo que en las culturas mesoamericanas, el jade representaba el agua petrificada, es decir, la vida que trasciende la muerte. “Los mesoamericanos tenían conciencia de nuestro tránsito por el mundo, y para ellos, el jade -característico por su dureza y resistencia- siempre iba a conservar el color del agua petrificada”.
Bajo esta creencia, gobernantes mayas del periodo Clásico (300-900 d.C.) eran ataviados incluso con máscaras de jade; en la exposición se exhibe la que cubrió el rostro inerte de “Garra de Jaguar”, quien gobernó la ciudad de Calakmul, en el siglo VII d.C. También destaca la representación del rostro del dios de fuego Xiuhtecuhtli, que formó parte de la caja (tesoro personal) de Moctezuma I, tlatoani mexica.
Diálogo
“Es la primera vez que hacemos algo de esta característica juntos. Es un diálogo entre dos culturas tan distintas y vamos a encontrar que mucho tenemos que ver unos con otros”, dijo Magaloni.
Para el curador mexicano Miguel Báez, esta es una muestra “única” –que dividieron en cinco secciones-, que ilustran las cualidades físicas y las características técnicas de su talla, sus diversos usos y los matices simbólicos vinculados al mismo, con el fin de que el público pueda establecer semejanzas o diferencias.
Añadió Báez que nunca se ha tratado dentro de una exhibición la temática específica del jade, una piedra que se usa desde hace más de 8 mil años en China y casi 5 mil en México.
La muestra, explicó, comienza con una zona introductoria en donde se muestra el valor y la belleza del jade y su significado en China y Mesoamericana.
Otra sección muestra cómo se trabaja este material precioso y una más está dedicada a los rituales en los que está involucrado el jade.
Esta piedra, contó Báez, es uno de los materiales más longevos y usados para ambas culturas y tiene el mismo valor simbólico y significado de “lo más precioso”.
Las otras tres secciones están dedicadas a su utilización como objeto ornamental, a los objetos que transmiten poder a la gente que los usa y a la muerte y el tránsito hacia la otra vida.
Las piezas proceden de varios museos mexicanos, así como del Museo del Palacio de la Ciudad Prohibida, en el centro de Pekín, donde se exhibirán en julio.
Del Museo del Palacio destaca un Jue, objeto de pequeñas dimensiones en forma de anillo, una de las representaciones más primigenias de un dragón, animal fantástico adorado en China, es la pieza más antigua de la exhibición con más de siete mil años. Otra obra sobresaliente es la representación de una montaña en que se observa el proceso de extracción del jade.
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