México, D.F.-
Al despedir al Papa Benedicto XVI, el presidente Felipe Calderón le pidió llevarse la alegría de jóvenes y niños, pero también las lágrimas de quienes ha consolado y de quienes sufren hambre, pobreza o violencia en México, y aunque aseguró que no es un país que esté ni estará desesperanzado, le pidió que siempre abogue por México.
“Lleve también consigo las lágrimas de las personas a quienes usted ha consolado, las cotidianas de quienes padecen pobreza, marginación o violencia. Tenga siempre presente a México y abogue por él”, dijo el Presidente.
Calderón le agradeció que haya fortalecido la concordia y le expresó que México no es un pueblo desesperanzado sino fuerte.
En varias ocasiones Margarita Zavala dialogó con el Papa, mientras Calderón pronunciaba su discurso de despedida.
El Presidente le deseó una estadía exitosa en La Habana y buen viaje de retorno a Roma.
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