Guadalajara, Jalisco.-
Caen los últimos rayos de sol. Los aspersores riegan el campo sintético con indulgente calma. Falta una hora para enfrentar al Toluca, pero Chivas ya juega su propio partido en el estadio Omnilife. El caucho mojado beneficia a los equipos que tienen velocidad y esa es precisamente la llave que abre la puerta para la victoria del Rebaño Sagrado, que se mete de lleno a la pelea por la Liguilla al ganar 2-0.
La carrera de Omar Arellano hacia la esquina del campo es acompañada por el resto de rojiblancos que lo abrazan efusivos. Es natural. Celebran con la tribuna, al minuto 24, tras abrir el marcador. Grita el gol logrado gracias a una jugada de vértigo. La pared con Carlos Fierro explota la velocidad, principal virtud del equipo de Ignacio Ambriz.
Ante una defensiva tan bien ubicada como la de los Diablos Rojos, todos los recursos son válidos. La juventud del Rebaño Sagrado le otorga una dinámica difícil de igualar. Cuando el cerrojo no se abre, el césped húmedo hace su trabajo. La pelota corre con mayor velocidad en beneficio del Guadalajara.
Es el jugador número 12 que Chivas aprovecha desde el arranque del encuentro. Los primeros minutos son de marcado dominio rojiblanco. El cuadro tapatío mueve la pelota con soltura. Abre a la izquierda. Cuando el camino se cierra, regresa al centro. Luego, intenta por la derecha. Los de Toluca se resignan a perseguir la redonda. Este Guadalajara toca rápido.
Así, Omar Arellano conduce por la derecha y toca para Carlos Fierro. Vértigo mental: el campeón mundial Sub-17 lee rápido la jugada para devolver la pared. Serena definición: La Pina entra sin marca al área, espera la salida de Alfredo Talavera y con la pierna izquierda manda el balón a las redes.
Futbol asociación en estado puro. Gol que premia una acción que privilegia el conjunto por encima del individualismo. El camino a la victoria se abre para el Rebaño Sagrado y la Liguilla es una opción real para los tapatíos.
El golpe sacude al Toluca, que intenta reaccionar. Un centro por la derecha de Antonio Ríos se cierra peligrosamente hasta terminar en el travesaño, al 33’. Para la parte complementaria, los Diablos Rojos insisten. La más clara es del propio Ríos, al 49’, cuando remata una diagonal retrasada que llevaba dirección de gol, pero Héctor Reynoso mete la pierna en el viaje del balón.
Para el visitante es todo. Chivas mete nuevamente el acelerador y se apropia del partido. Otra vez, la pelota circula a su antojo. Va a la derecha y a la izquierda por igual.
Fierro intenta bajar el esférico dentro del área. Lo protege con el cuerpo, deteniendo su marcha. Antonio Ríos, inocente, lo empuja por la espalda. El árbitro Mauricio Morales no duda: penalti para el Rebaño Sagrado, al 60’. La jugada brinda, además, una lección de futbol: a veces, el menos experimentado puede tener más “colmillo”.
Frente al balón se para Héctor Reynoso. Ya conoce el procedimiento. Emprende una pequeña carrera, frena un momento y continúa para golpear fuerte. Talavera se vence a su derecha. La pelota entra por el lado contrario y el 2-0 sentencia. El cuarto tanto del capitán rojiblanco en el torneo (tercero de penal) hace explotar la tribuna, pues las Chivas ligan seis partidos sin derrota y están de regreso en la pelea por la Liguilla.
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