México, D.F.-
Al cruzar las batientes de la pulquería, la diosa Mayahuel hipnotiza a los parroquianos que la buscan para celebrar la vida o ahogar sus penas.
Las preocupaciones del acontecer del día y el ruido de los festejos por la medalla de oro de la selección de fútbol en los Juegos Olímpicos en Inglaterra se esfuman entre cada tarro de pulque y cada canción de la rockola.
Alrededor de 60 personas participaron en el onceavo Tour Pulquero, organizado por el colectivo El Ticanal; en esta ocasión se visitaron tres pulquerías de la delegación Iztacalco: La Texana, El Mexicano y El Tinacalito.
El primer “oasis” que se visitó fue La Texana, ubicada en Centeno casi esquina Chicles, colonia Granjas Méxic. Tiene tres meses que reabrió, pues estuvo cerrada cinco años. Al entrar, el olor agrio del pulque activa los sentidos y la boca comienza a salivar, los botellones con la bebida están listos para vaciarse.
La especialidad de la casa son los curados exóticos como de maracuyá o el de piña con apio, los más pedidos.
Mientras los encargados de La Texana sirven los curados en vasos de litro de unicel, Juan escoge una canción en la rockola, Después de probar el brebaje de los dioses, los ojos de Mariana se encienden. “Está buenísimo”, dice.
Pasan los minutos y la temperatura del cuerpo y ambiente comienzan a elevarse, las mejillas se enrojecen y las pláticas se desarrollan en un espacio en donde el tiempo se detiene.
A lo lejos, sobre el refrigerador, la imagen de los capitalinos festejando en el Ángel de la Independencia se desvanece en cada trago.
Es hora de partir a la pulquería El Mexicano, que está en Oriente 106, colonia Gabriel Ramos Millán; sus puertas llevan 50 años abiertas. Este lugar es más grande que el anterior, el ambiente se respira acogedor y festivo. Los elementos de este brebaje, que data de la época prehispánica, comienzan a hacer efecto en los parroquianos.
La risa y el baile inundan El Mexicano, cuyas paredes muestran fotos de los administradores e imágenes antiguas de la ciudad. También hay esculturas típicas del país y a un lado de los tinacales se encuentra un San Judas Tadeo.
La tercer pulquería, El tinacalito, es clandestina y está ubicada en una calle perdida de Iztacalco; para poder entrar se requiere una contraseña a menos que las dueñas conozcan a quien toque. Desde hace 10 años es administrada por dos mujeres que son pareja.
Aún no son demasiados pulques en el cuerpo, la fiesta sigue y el júbilo pareciera no acabar.
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