México, D.F.-
Pumas de la UNAM goleó 8-0 al Isidro Metapán de El Salvador para avanzar a las semifinales de la Liga de Campeones de la Concacaf. El global fue de 9-2.
Pero llega una jugada normal. Darío Verón corta un avance de la defensa y solo, sin que nadie lo toque, cae al suelo.
Las alarmas se encienden, Verón sale en camilla y la cara de Memo Vázquez se descompone cuando se da un veredicto inicial: fractura y se teme lo peor.
Ni la cantidad de goles borra la amargura de ver al capitán en el hospital a donde fue conducido inmediatamente, después de que salió de la cancha de CU.
La tribuna cantaba feliz, cantaba y soñaba con el juego contra el América, aunque parece que la noche se le vendrá a los universitarios, porque si de por sí estaban disminuidos con las bajas preolímpicas [Cortés y Cabrera], más la suspensión de Espinoza, ahora deberán cargar con la ausencia del puntal de la defensa, con el líder del equipo.
Fueron ocho goles. Tres en la primera parte: autogol de Escobar [24’]; Agustín Herrera [25’] y Efraín Velarde [38’]. En el primer tiempo, la eliminatoria estaba decidida, ante un Isidro Metapán que nada tenía que ofrecer, que soñó con entrar a las semifinales hasta que le cayó el primer gol en contra, para después desfondarse y poner los pies en la tierra.
Se acumularon cinco más en la histórica goleada. Martín Bravo [53’]; otra vez, Herrera [62’]; Juan Antonio García [68’]; Fernando Espinoza [72’] y Juan Carlos Chacho [87’]. A medio gas, Pumas decidió la eliminatoria que se le había complicado en El Salvador, cuando perdió 2-1. La pregunta era ¿cómo le hizo el equipo salvadoreño para ganar el juego de ida? Porque en la vuelta, simplemente ni metió las manos.
Al caer el séptimo gol, Pumas bajó el ritmo. En la mente de los universitarios ya estaba el juego contra el América y también, cuál sería la suerte de su capitán, quien a la distancia era atendido.
Para acabar con la mala suerte, Diego de Buen, quien entró de cambio, apenas duró algunos minutos sobre el terreno de juego al salir por un golpe. Pumas terminó los últimos minutos del compromiso con 10 hombres, ya que se habían agotado los cambios.
El final llegó y Pumas lavó el orgullo perdido en El Salvador con una goleada histórica. Sonrisa a medias, porque el capitán, el hombre líder está lesionado…
No existe felicidad completa.
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