México, D.F.-
La juventud abarrotó el Teatro Metropolitan para escuchar a la estrella del 13 Congreso Internacional de Arquitectura y Diseño (Arquine), la inglesa de origen iraquí Zaha Hadid, única mujer en recibir el prestigioso Premio Pritzker de Arquitectura en 2004, cuyo despacho cuenta con proyectos en más de 44 países.
Sobria y sin aspavientos, Hadid mostró en la pantalla parte de los proyectos en los que ha trabajado, los cuales la han convertida en uno de los arquitectos más influyentes de los últimos años, pero también en una de las más criticadas por sus propuestas en las que abunda la figura geométrica y las formas inspiradas en la naturaleza.
Una a una fue presentando a los jóvenes fotos de lugares como el Centro Acuático de Londres, del Museo del Transporte en Escocia, de la Torre Dorobanti en Rumania y del Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal en Ohio, con las que se ha atrevido a transgredir las formas tradicionales.
Nacida en Bagdad en 1950, Zaha Hadid explicó a los participantes del congreso que cierra sus actividades hoy, que si ella no hubiera decidido salir de Iraq, su destino irremediablemente habría sido otro.
“El desplazamiento puede ser muy liberador, pero también muy difícil. Sé que al haberme ido de Bagdad hice cosas que no habría podido conseguir si me hubiera quedado, ahora realizo cosas como inglesa, pero también como iraquí. En mi estudio en Londres hay mucha gente de diferentes países, son otros tiempos los que nos han tocado vivir y se han roto las fronteras, sabemos que también podemos ser locales pero nuestras ideas pueden viajar por todo el mundo, tenemos que aprender a ser capaces de emigrar con las ideas, este es el reto”, mencionó.
Hadid ofreció imágenes que dan cuenta de su carrera profesional que inició a principios de los años 70 y que en los 80 comenzó a definir el estilo que hoy la caracteriza. Mostró imágenes del Pabellón Puente de la Exposición Internacional Zaragoza 2008, el Centro de Ciencia Phäno en Alemania, uno de los edificios del Campus de la Justicia en Madrid, y la primera planta del Hotel Puerta América, en Madrid.
La crítica ha dicho que su gráfica es polémica porque se puede encontrar conjunción de continuidad y distorsión, es decir, la arquitectura desconstructiva. Pero ella, al hablar de sus obras, no hace referencia a la discusión que generan sus proyectos, de manera natural explica cómo uno de sus diseños nació de su gusto por las formas de un panal, de las burbujas y del oleaje.
Aunque ha dicho que pertenece a una generación de arquitectos que crean desde las emociones y de la intuición, las ideas de sus diseños tienen una construcción, en apariencia, muy simple.
“Me gusta cómo un edificio puede aparentar que está fragmentado en tres, pero en realidad es sólo uno, o cómo un estacionamiento puede marcar las líneas de un edificio hecho en fibra de vidrio y concreto. Me gusta que un edificio se funda con el paisaje”, expresó.
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