México, D.F.-
Del dolor de una suspensión por doping, al dolor de estómago por estrenarse como goleador en Primera División. Giro de 180 grados para José Antonio García, quien ruge de felicidad tras anotarle al Toluca.
En mayo de 2010, mientras jugaba con Pumas Morelos, el defensor de 20 años dio positivo en un control antidopaje por metilfenidato y ácido ritanilico (metabolito), lo que le provocó una suspensión de seis meses por parte de la Federación Mexicana de Futbol.
Hoy, el rubio defensa de Universidad Nacional dice, presume y advierte que obtuvo una solidez mental tras ese momento en que tuvo que irse forzosamente de las canchas.
“Son tiempos difíciles, diferentes, eso ya pasó [el problema de dopaje], ya no lo tengo presente, me hizo más fuerte mentalmente y estoy disfrutando este momento”, manifiesta.
Ese trago amargo, el domingo en el Nemesio Díez, con un soberbio remate de cabeza que se anidó en la cabaña de Alfredo Talavera, García lo cambió por la dolencia estomacal más feliz en lo que va de su carrera.
“Fue mi primer gol en Primer División. Lo disfruté muchísimo, me dolió hasta el estómago, pero todo sea por el equipo y en lo personal contentísimo”, describe.
En el recinto de los Diablos Rojos, a “Toño” se le notó sobrio, con la tranquilidad de estar acompañado de Darío Verón y Marco Palacios en la defensa central. “El Güero” jamás desentonó y ayudó a mantener el cero en su meta.
Nunca esperó ir de inicio ante los choriceros, y quedó conforme con su actuación.
“La verdad no me lo esperaba [ser titular] en la semana me lo comentaron y me tocó y creo que aproveché la oportunidad y muy contento por el rendimiento que tuve”, reconoce el juvenil.
Aunque sabe que el camino aún es largo. Un gol no hace a un muchacho una figura, por lo que enfatiza en el hecho de que tiene que ser constante, no desfallecer en su intento por consolidarse en el máximo circuito.
“Haciendo bien las cosas se gana un lugar, pero no sólo tiene que ser en un partido, sino tener regularidad, agarra confianza en Primera División”, asume.
Hoy, José Antonio García puede regalarle el gol a su familia que lo ha apoyado desde su infancia y “ha estado conmigo en todo momento, desde chiquito con muchos sacrificios”.
También agradece al club Pumas por no dejarlo caer, tras su castigo.
Discussion about this post