México, D.F.-
Aki Kurismäki es un gran cineasta que no se ha salvado de ser criticado por sus filmes, incluso se le ha catalogado como una persona polémica por los contenidos que maneja en sus producciones.
¿Cómo es que este director puede encontrar la belleza en la desesperanza o en la desgracia? Desde su propio punto de vista Kurismäki, en charla con EL UNIVERSAL, cuenta. “El hombre es una máquina que muestra no sólo su lado negativo, que sería lo peor, sino también lo más positivo, que es ser lo más valiente y humano en los momentos de mayor catástrofe o de continua desesperanza”.
Este director ha hecho un cine de crítica al mostrarle al público lo que no quieren ver en sí mismos, como el egoísmo de algunos magnates que no creen en la caridad por ejemplo, en México tenemos uno así.
“La indiferencia personal y la avaricia son los aspectos más mostrados en un estado de buenaventura; no sé contestar muy bien por qué. La gente cuando se encuentra bien económicamente es mucho más egoísta. Como sea, la solidaridad se puede encontrar más comúnmente entre la gente más pobre, Jesús tenía razón en este aspecto”.
El cineasta siempre ha tratado de afectar de una manera positiva con su cine al público, como lo explica fielmente. “Trato de reflejar un estado de cosas y los hábitos de la cultura humana en un particular sitio, en un momento exacto, para que mi mensaje pueda interesarles a los fuereños que lleguen a habitar ahí dentro de 100 millones de años, esto después de que hayamos destruido el planeta y la raza humana entera. Me gusta pensarme como que yo sólo relato cuentos de hadas y los llevo a la pantalla de plata”.
La labor o interés de un productor de cine se diferencia siempre entre hacer cine comercial o reflexivo; en el caso de Kurismäki se inclina más hacia lo segundo, aunque también busca amenidad. “Mientras las personas paguen un boleto por ver mis películas, mi responsabilidad es entretenerlas. Mover sus sentimientos y mandarlos a sus hogares estando más felices que 90 minutos atrás. En casos más optimistas, mis películas podrán abrirles nuevas ideas en la cabeza. Por ejemplo, que nunca pateen a alguien que ya ha sido derribado en el suelo, eso no es muy elegante”.
En las películas de Kurismäki siempre hay elementos surrealistas. De manera crítica muestran una tendencia no dirigida hacia el romance. “Debe ser la influencia de mis ídolos cinematográficos: Luis Buñuel y Robert Bresson. Como sea, yo siempre he estado en desacuerdo en ese naturalismo y ese sentimentalismo falso que ofrece el cine estadounidense”.
La gran película de Kurismäki “El hombre sin pasado” fue nominada para los Oscar en 2003.
El director no acudió a la ceremonia. “En ese momento Estados Unidos iba a atacar a Irak en dos semanas. No era un tiempo idóneo para ninguna celebración de gala. Ni arrastrado por caballos salvajes hubiera participado de esa hipocresía. Detesto la política dominante, no fui en protesta”, finalizó.
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