México, D.F.-
De carne blanca, aunque en ocasiones con una ligera tonalidad rosada, la trucha es una de las carnes más apreciadas en la temporada de abstinencia de carnes rojas.
Frita, asada, al horno y a las brazas, son tan sólo algunas de las formas de cocinar este pescado que desde finales del siglo XIX comenzó su cría por parte de diversos truticultores en varios puntos de la República Mexicana como en el Estado de México (Malinalco, Amanalco, Toluca y la zona de La Marquesa) y Michoacán (Uruapan), son algunos de los puntos en donde se produce la trucha.
El truticultor José Luis Navarro Murillo dice que actualmente este pescado es encubado, alimentado y seleccionado para ser consumido con altos estándares de calidad.
“En la granja criamos la trucha arcoiris. Se trata de un pez de color gris con franja verde, roja o azul en medio de su cuerpo, el cual está cubierto de escamas delgadas plateadas que con el agua y el sol dan origen a su nombre”, explica Navarro Murillo. El truticultor agrega que la carne de trucha es baja en calorías y tiene un alto contenido proteínico, por lo que disminuye riesgos en enfermedades cardiovasculares.
Ricas para nutrir
Se trata de un pez hábil, fuerte e inteligente, tiene un alto valor nutritivo, al contener ácidos grasos Omega 3, es muy higiénico y no puede vivir en aguas contaminadas y con falta de oxígeno. Su sabor delicado y fino lo hace muy versátil en la cocina, ya que puede combinarse con sabores fuertes como el tocino y acompañarse con diversas ensaladas y guarniciones.
Sabías que
Una trucha fresca debe tener ojos saltones y cristalinos, así como una piel brillante y firme que al presionarla regrese a su lugar sin dejar las huellas de los dedos. Es un pez rico en proteínas. Contiene niacina y ácido fólico, minerales muy diversos como el calcio, hierro, magnesio, sodio, potasio y zinc. Además, contiene 168 calorías y 70 por ciento de agua.
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