México, D.F.-
Felipe Cazals es supersticioso, por eso no quiso dar detalle sobre su siguiente película Ciudadano Welmak, que se está en etapa de preproducción y en la que ha confirmado a Damián Alcázar, porque “es gallo de mi corral”, dice el director.
Con más de 45 años de experiencia en hacer cine, Cazals considera que su transformación en espectador es mucho más compleja.
“Pero soy al mismo tiempo mucho mejor espectador, tal y como lo fui cuando era adolescente”, asegura el tres veces ganador del Ariel, que incluso se considera mejor espectador que director y añade “hablar mal de una película es facilísimo, hablar bien de una película mala es complicadísimo”, dice y sostiene que “cada película tiene algún momento, espacio o esfuerzo valido e interesante”.
Aún con toda su experiencia, el director prefiere no opinar sobre los cineastas actuales porque considera injusto realizar una crítica buena o mala basado en una breve trayectoria.
Regresar al punto de partida
El libro Felipe Cazals, cuatro guiones para cine, editado por la Filmoteca de la UNAM, incluye guiones escritos y dirigidos por él: Su Alteza serenísima, Digna… hasta el último aliento, Las vueltas de citrillo y Chicogrande.
Son los guiones originales, en la versión en que se iban a filmar, pero en el libro se detallan las transformaciones que sufrieron conforme se fueron rodando las películas.
“Las transformaciones son las que le dan cuerpo a la película, que es una realidad distinta a la del guión”, asegura Cazals, quien describe el guión como la película en “obra negra”. “Estoy profundamente agradecido porque me parece una distinción muy apreciable que hayan elegido cuatro guiones míos”, dice respecto a la publicación.
Además lo considera un acierto debido a la incógnita respecto a si en verdad es necesario un guión para realizar una película.
“Este ejemplo viene a demostrar que el guión, según nosotros opinamos, es indispensable para la creación de una película de ficción, en documentales no lo sé”. Cazals explica que esto se debe a que el director no hace la película solo sino que cada uno de los que intervienen en ella la interpretan con miles de palabras. “Escribir el guión me permite ver con mayor claridad quién será el personaje protagónico, en los ensayos puedo ver si los diálogos están debidamente estructurados y si el tono del género es el correcto”.
Felipe Cazals no está de acuerdo en que se pueda hacer un rodaje sin que exista un guión, aunque “admito que hay géneros que lo permiten indiscutiblemente, como el documental o el reportaje, aunque no estoy seguro”, dice el director quien incluso cree mucho más en el periodismo que tiene “una parte estructural de conocimiento y sintaxis”, pues dice que el cine también debe tener sintaxis o de lo contrario no tiene remedio.
“En el cine de ficción una imagen está compuesta por cientos de miles de palabras”, explica Cazals quien asegura que todo lo aprendió con los técnicos de cine mexicano. “El cine es una sucesión de imágenes construidas, no de imágenes encadenadas; de ahí la importancia del guión”, enfatiza.
Discussion about this post