Monterrey, N.L.-
De niños corrían por el extenso patio de la casa de sus abuelos. Ahora parte de ese mismo patio forma parte del estacionamiento de la Casa Universitaria del Libro que el pasado viernes 10 de febrero cumplió su primer aniversario.
La casa ubicada en la esquina de Padre Mier y Vallarta es ahora patrimonio de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), pero desde hace un año abrió sus puertas a los amantes de la literatura y bellas artes en general.
El pasado domingo 12 de febrero descendientes de don Refugio Martínez Elizondo compartieron algunas anécdotas sobre su infancia en la casona en una charla titulada “Casa del Libro, Orígenes” ante unas 20 personas que asistieron pese a las frías temperaturas que se registraron esa mañana.
Marcelo Martínez García, Magda Martínez de la Garza y Scarlett O´Dowd, recordaron momentos felices que pasaron en esa casa que siempre ha llamado la atención de los transeúntes desde su construcción en 1924.
“Mi abuelo se casó en 1924 con María Teresa O´Dowd, y ese es el principal motivo de la construcción de esta casa. Aunque no tenemos un motivo firme de porque se eligió este estilo arquitectónico, pensamos –como teoría de la familia- que se debió a la influencia europea de María Teresa, cuyo origen era irlandés”, señaló Marcelo Martínez.
Agregó que su abuelo le platicó que cuando eligió el terreno, esas calles eran las más alejadas del centro en ese entonces, pero que él se iba diariamente a su trabajo a pie.
“Mi abuelo nunca aprendió a conducir un coche, él se iba todos los días a Zaragoza, donde tenía su negocio” , explicó Martínez García.
Por su parte Magda Martínez de la Garza comentó que ella guarda muy gratos recuerdos de esa casa ya que siempre se sentía como dentro de un cuento de hadas.
“En el segundo piso se encontraban las recámaras, una era la de mi abuela que ella era la reina con su terraza espectacular que daba a la calle Padre Mier y había adyacente un pequeño cuarto, lindisimo como de cuento, donde estaba su hermana y compartían un baño.
“Luego había una recámara muy grande donde dormía mi tío Patricio que era el príncipe de aquí , -vamos a decir- y él tenía su habitación, escuchaba la ópera y al final, estaba la recámara de mi abuelo. Y lo más maravilloso era subir al ático porque ahí entrábamos a un mundo de objetos curiosos, ropa, viajes, etcétera”, relató Magda.
Los tres nietos de don Refugio están orgullosos y contentos de que la casa de sus abuelos sea en la actualidad, un oasis del conocimiento y la cultura.
“Tengo mucha alegría que a esta casa le hayan dado el uso correcto, porque siempre pensé que era para una galería de arte, pero ahora ya está esta Casa del Libro, que está bellísima que está muy bien restaurada y conservada”, manifestó Scarett O´Dowd.
“A mí me sorprendió cuando vine hace un año cuando inauguraron la casa del libro y ver lo maravilloso que la tienen ahorita, es una emoción que no había sentido en las otras ocasiones y para nosotros es muy importante que se haya rescatado la esencia de la casa, porque para la familia eso ha sido un gran alivio”, añadió Magda Martínez de la Garza.
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