México, D.F.-
La conciencia verde ya es un must de los hoteles de lujo, pero pocos son los lugares que hacen de ello su total estilo de vida, y en el caso de La Hacienda San Antonio, en Colima, el elemento orgánico es su sello.
Ubicado en las afueras del pueblo de Comala, en “domicilio conocido”, el hotel es parte de las dos mil hectáreas, que incluyen el Rancho El Jabalí y sus cafetales, propiedad de los herederos de Sir Jimmy Goldmsith, un aristócrata inglés enamorado de México.
Su hija, Alix Marcaccini, se encargó de convertir la hacienda en un hotel de 25 suites de lujo en el año 2000, con arquitectura de Donald Barhart, diseño de Roberto Couturier y decoración de la propia Alix, una amante del arte, que aprovechó la condición orgánica que le ofrecían tanto la ubicación como las tierras para hacer el primero hotel autosustentable de la región.
El Rancho el Jabalí tiene su propio cafetal, donde siembran, procesan y empacan el Café Hacienda San Antonio para abastecer no solo al hotel sino a los pueblos aledaños de la región, y a los huéspedes internacionales, que ordenan pedidos hasta Europa, Nueva Zelanda o Japón.
La Granja Orgánica del Jabalí es otra maravilla del lugar por la producción de quesos orgánicos de todas las variedades: desde los mexicanísimos Oaxaca y Chihuahua, hasta los europeos brie y mozarella, pasando por el gouda.
Por supuesto, hay animales en la granja, entre ellas, vacas, gallinas, patos, y desde luego y cosecha de vegetales, legumbres y frutas; todo para uso exclusivo para el hote, lo cual le da un gran valor agregado, más allá de los lujos que ofrece como parte de Small Leading Hotels in the World.
Por cierto, que los amenities también son orgánicos, como el shampoo de manzanilla sin sulfato, el acondicionador de coco y la crema de macadamia incluso el repelente de moscos.
Al encontrarse prácticamente en las faldas del Volcán de Fuego de Colima, toda la humedad del mismo se utiliza dentro del hotel, cercano también al Nevado de Colima y rodeado por los Ríos del Valle y Epazote; todos se pueden visitar en caminatas guiadas.
Parte de la atracción del hotel, es, cabalmente, poder visitar la granja, el cafetal, los volcanes y el bosque ubicado dentro del rancho, cuya estrella son los espectaculares bambúes, que han crecido de tal forma que asemejan las naves de una catedral.
El concepto natural incluye una piscina con calefacción a base de celdas solares -está rodeada de enormes jardines que replican los de Alhambra de Granada-, y excluye a los celulares porque no hay señal en la sierra.
Tampoco televisores en las suites, aunque hay dos salones de televisión, pero se pierden de vista necesidades como el servicio de internet y telefonía fija.
Por último, las cenas y comidas se pueden programar en distintos salones, lo cual le da un carácter de privacidad a los visitantes, que de ahí pueden volar en avioneta a Cuixmala, otra propiedad de playa la familia Goldmisth, ubicada en la Costa Alegre de Jalisco, rumbo a Careyes.
Visitar la Hacienda San Antonio es conectarse con la vida orgánica sin tener que sacrificar el lujo y la comodidad en un contexto de arte y naturaleza.
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