Madrid, España.-
Si bien este festival de moda empezó un poco lento y sin muchas propuestas de interés, este día ha ofrecido múltiples colecciones interesantes en las que ha habido algo para todos los gustos, desde la sencilla exquisitez de los gemelos Iñaki y Aitor Muñoz de Ailanto y su antología de inspiración oriental con un aire inocente y juvenil, hasta la descarada sensualidad de Juanjo Oliva, pasando por la espectacularidad de la puesta en escena de los lenceros Andrés Sardá, la elegancia de Ángel Schlesser y la vanguardia de Amaya Arzuaga.
Se destaca todo el encanto de la “chinoiserie” se ve reflejado en esta muestra compuesta de coquetos vestidos de día, elegantes vestidos de noche en tonos de tierra y siluetas inspiradas en las de la década de los 20; el resto de los colores son serios, marino, negro, gris, verde olivo, pero los divertidos estampados les quitan solemnidad.
El brillo y las pieles de la temporada están presentes pero con mucha sutileza. En general una colección redonda que muestra un poco de todas las tendencias importantes en la temporada con mucha clase y coherencia.
Juanjo Oliva presentó prendas muy femeninas -un importante número de vestidos- en encajes traslúcidos que dejan ver bastante del cuerpo femenino y sin embargo tienen una silueta dulce e inocente que se contrapone a la sensualidad de las transparencias. Un grupo de prendas sastreadas se vuelve interesante gracias al brocado azul y naranja con el que están interpretadas. Una antología que expresa a gritos su romanticismo.
Andrés Sardá, ahora bajo la batuta de Nuria Sardá, hija del diseñador, celebró 50 años con una colección muy completa que incluyó algunas piezas históricas como fajas y bodies.
La presentación se inspiró en la danza y al ritmo del tango presentó culottes, brassieres push up, bikinis, bodies y coordinados lenceros en negro liso y en negro con encajes y o flecos o cristales; los ritmos tropicales sirvieron de fondo a prendas blancas o nude adornadas con cristales y/o plumas.
El flamenco trajo bodies súper sexys de inspiración muy española, casi todo en encaje y el tap, otras piezas con influencia de los años 20. El gran final, un vestido strapless de tul escarolado, abierto totalmente al frente para revelar un coordinado lencero verde olivo, fue muy aplaudido.
Ángel Schlesser se decantó por piezas sastreadas en rosa y negro, un par de conjuntos creados alrededor de un trench y una chamarra biker en charol rojo corrugado, suaves piezas en organza color nude, maquillaje y rosa, vestidos en cuero negro y un grupo de grises en príncipe de gales un tanto difuminado. Una de las colecciones más logradas de esta segunda jornada.
Mientras que Amaya Arzuaga dio cátedra de creatividad al crear un grupo nutrido de vestidos con preciosos escotes e inusuales cortes que adquirían elegancia gracias a sus colores sobrios y a sus telas lisas. Destacan los vestidos trapecio aderezados con crinolinas.
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