Llueven inconformidades por pifias de los silbantes

México, D.F.-
Los malos arbitrajes que se dan semana a semana multiplican el número de inconformes por el trabajo de los nazarenos. Uno de los clubes más afectados es el Toluca, marcado por un penalti inexistente en la segunda jornada contra el América, y recientemente en la cuarta fecha, en el descalabro contra el Atlas.
En esta ocasión, una pifia evitó que los Diablos Rojos igualaran contra los Rojinegros en el estadio Jalisco, dado que el árbitro Miguel Ángel Chacón invalidó un tanto a su goleador, Iván Alonso.
“Vas al Azteca y te cobran un penalti inexistente y ahora anoto un gol válido y te dicen que es dudoso. Juegan con tu futuro deportivo”, reclama el delantero uruguayo.
En la misma sintonía, Antonio Naelson Sinha considera que “está muy raro” que siempre se equivoquen en contra de los Choriceros, al tiempo que pide a los de negro tener un poco de “vergüenza”.
Además, “parece que siempre están contra nosotros, entonces ya estuvo, ¿no?, ojalá que se equivocaran para los dos lados, pero no es así”.
Mientras que el portero Alfredo Talavera reprocha: “Tenemos que levantar la voz, porque ya estuvo de decir que son seres humanos que se pueden equivocar”.
Por eso, “una vez más pienso que el arbitraje nos echó a perder el partido y es que cualquier duda o marcación siempre es en contra nuestra”.
A las demandas de los toluqueños se añaden las de los jugadores del Atlante, inconformes por el famoso gol con la mano del cruzazulino Emanuel Villa y que valió para igualar 2-2 en Cancún.
“No quiero meterme en más líos con el arbitraje, pero el gol fue con la mano. Al final del camino son puntos que se dejan y no es por causa nuestra, sino decisiones de los árbitros”, comenta el portero azulgrana, Armando Navarrete, quien se suma a la inconformidad reinante en el balompié local.
“A la postre nos meten un gol con la mano, cuando nosotros dominamos ampliamente y ellos llegaron una sola vez”, añade el arquero.
La tormenta no cesa, porque, para colmo, el propio Emanuel Villa terminó por aceptar que impulsó el esférico con la mano, lo que deja mal parado el tema del fair play, además de que con su tardía corrección y disculpa no hay forma de modificar el resultado del juego.
Una semana más en la que los árbitros son protagonistas.