Bocoyna, Chihuahua.-
Promesas y el reparto de algunas despensas es lo que han recibido en los últimos días habitantes de la sierra Tarahumara.
Quirino, de casi 90 años, vive en Repechique. Es ciego, sordo y sobrevive de lo poco que le dan sus vecinos, igual de pobres, pero más jóvenes.
Los 100 rarámuris esparcidos en Repechique y Otero viven en el olvido. La última ayuda que recibieron fue en 2002, porque “nadie se preocupa por nosotros”, dice Eva Pérez, ahijada de Quirino.
La situación se agravó, pues desde hace tres años padecen las amenazas de hombres armados que llegan a robarles su poco maíz y frijol.
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