México, D.F.-
Diría un antiguo matemático y filósofo griego: “Con orden y con tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo, y de hacerlo bien”.
Pitágoras sabía lo que decía y nos da, a través de su frase, una idea más clara de lo que significa el orden.
La vida moderna nos tiene cabeza abajo y muchos opinan que los días son tan cortos que no les da tiempo de hacer todos sus quehaceres.
Nuestros hijos podrían empezar a razonar y resolver sus dilemas con una simple plática retrospectiva, eso seguro les abrirá la mente, ordenará sus pensamientos y, tal vez, se vuelvan más organizados.
Para poner orden en las ideas, el método más eficaz, sin que sea una fórmula mágica, es proponerles una interrogante para que así adquieran el hábito de formulárselo a sí mismos: ¿Por qué?
No se trata de acertar en la respuesta sino de adquirir la costumbre de cuestionarse la toma de las decisiones.
Debemos enseñarles por la vía teórica, y que la misma nos lleve de la mano a la práctica. Ellos deben erradicar el temor de preguntarse por qué hacen lo que hacen, y preguntárselo tantas veces como haga falta, hasta ser capaces de encontrar una respuesta coherente.
Los más claros ejemplos de preguntas son: ¿qué piensas hacer? ¿quiénes respaldan tu teoría? ¿cómo te desenvolverás? ¿cuándo dijeron tal cosa? ¿dónde empezarás a buscar? ¿por qué necesitas debatir tus ideales ahora mismo?
Se dice que no hay orden donde las cosas se realizan porque sí, cuando no se piden explicaciones y la puntualidad no se toma en cuenta ni al empezar ni al terminar cada una de nuestras acciones.
Elaborar un plan específico para llevar a cabo determinada labor resulta benéfico para la obtención de los logros estimados o, en su defecto, para corregir los errores.
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