México, D.F.-
Ser jurado es una labor interesante, pero el aburrimiento hizo presa de Juan Carlos Bodoque y decidió regresar a la labor periodística. “¿El nacimiento más grande del mundo? ¿Los Reyes Magos? Esto es para mí”, dijo el conejo.
Abordó el Metro, tomó el tren ligero y después un bicitaxi para llegar al estacionamiento principal del Estadio Azteca, donde se encontró con 20 mil metros cuadrados de arena, construcciones antiguas, un mercado con canastas, camellos beduinos y soldados romanos.
“¿Qué aquí no juegan futbol?”, dijo el rojizo personaje, cuyo olfato reporteril lo llevó a indagar por varias casas hasta que la noche lo sorprendió.
Con habilidad el roedor se escabulló entre la gente, pero su inquietud reporteril no estaba satisfecha, pues en su país natal no celebran los Reyes Magos como en México, así que continuó su búsqueda. Fue entonces que su curiosidad lo llevó hasta toparse con una misteriosa mujer, cubierta con hermosas sedas, ojos enigmáticos, sandalias y adornos en el rostro.
“No sabía que aquí habría mujeres tan bellas”, advirtió antes de lanzarse al encuentro.
La tarea periodística se convirtió en un placentero coqueteo. Bodoque charlaba, acariciaba las manos y rostro de la callada fémina, y no resistió abrazarla.
La joven parecía ceder a los encantos y labia de Bodoque, cuando de la nada apareció un soldado romano que bajó de su nube a ambos enamorados.
“¿Quién eres tú?… ¿Por qué pareces tan misterioso?”, cuestionó el enfurecido centurión.
“¿Yo? Ah! Es que soy reportero de 31 minutos y hago un reportaje sobre los Reyes Magos, pero creo que ya los vi de aquel lado”, respondió un nervioso Juan Carlos.
La joven, ruborizada, no supo qué decir, estaba avergonzada y sujetó al soldado para que no se llevaran al peludo conquistador, quien aprovechó la confusión para salir corriendo y esconderse detrás de los jarrones y cestos, hasta que por una ventana vio la forma de salir de ahí.
A lo lejos vio un camello amarrado, lo montó y como pudo huyó de aquella Belén, tomó Tlalpan y la agitada huida lo llevó hasta el Foro Shakespeare, donde al lado de Tulio Treviño, Juan Harry y Patena Tufillo protagonizan el espectáculo “Resucitando una estrella”.
Bodoque nunca vio a los Reyes Magos, no hubo nota, pero el curioso conejo vivió su 6 de enero.
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