México, D.F.-
Los Juegos Olímpicos encierran victorias y derrotas que dan como resultado anécdotas difíciles de olvidar, pero a veces una situación de peligro se convierte en fracción de segundos en un chiste.
Aquí recordamos los sustos más graciosos de los Juegos Olímpicos.
ROMA 1960
La justa olímpica de Roma en 1960 fue testigo de una escena en principio aterradora, pero con el paso de los segundos arrancó sonrisas del público espectador.
La nadadora Carolyn Wood al finalizar la prueba de los 100 metros mariposa comenzó a ahogarse, hasta que se paralizó, a los pocos segundo un asistente saltó a la alberca por su rescate, ella al percatarse de una presencia cerca huyó, el rescatista se quedó sin salvarla y ella se alejó del inminente peligro de ser salvada.
MUNICH 1972
No sólo se recuerdan las olimpiadas de Munich en 1972 por la trágica muerte de los deportistas israelitas, la justa internacional se benefició de instantes amenos y agradables como el que nos regalo el nadador alemán Werner Lampe.
La idea de raparse el cabello para ganar décimas de segundos le pareció increíble y descabellada, así que la realizó y en la final de los 200 libres consiguió la presea de plata gracias a que se deshizo de su cabello, pero la sorpresa llegó al momento de recibir la medalla, al llegar con una impresionante peluca rubia.
ÁMSTERDAM 1928
En estos Juegos Olímpicos los alemanes volvieron a brillar por su ingenio por convertir el drama en alegría. La nadadora teutona Hilde Schrader se le rompió el traje de baño en plena competencia, lo que dejó su pecho visible y al darse cuenta el pudor la consumió y nado lo más rápido posible, obteniendo el oro y el rescate de su dignidad.
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