México, D.F.-
Ante el comienzo de la temporada de huracanes en el país, de los cuales se pronostican 23 de mayo a noviembre, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), puso en marcha acciones preventivas en sitios arqueológicos, monumentos y museos de las zonas costeras.
Humberto Carrillo Ruvalcaba, coordinador nacional de Centros INAH, informó que a través del Programa de Prevención de Desastres en materia de Patrimonio Cultural (Previnah), se da protección a esos sitios que se ubican en las zonas costeras del país, a fin de mitigar posibles afectaciones por este tipo de fenómenos naturales.
Agregó que según el Servicio Meteorológico Nacional, este año se pronostican 23 huracanes de mayo a noviembre, de los cuales diez podrían generarse en el Océano Atlántico y 13 en el Pacífico, con distintos grados de intensidad.
Por lo que informó Carrillo que las zonas arqueológicas más susceptibles a los efectos de los huracanes, son Chicanná, Hochob, Hormiguero, Santa Rosa Xtampak y Dzibilnocac, en Campeche; Uxmal, Dzibilchaltún, Chichén Itzá y Sayil, en Yucatán; así como Tulum, Xel-Há, Xcaret, El Rey y Cobá, en Quintana Roo.
Además mencionó que los estados aledaños a los océanos son los más vulnerables a los agentes hidrometeorológicos, como Colima, Nayarit, Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tamaulipas, Veracruz, y principalmente los ubicados en las penínsulas del sur y del norte del país, Yucatán, Campeche y Quintana Roo, y Baja California y Baja California Sur, respectivamente.
Refirió que “los huracanes, las lluvias y las tormentas pueden provocar desprendimiento de basamentos arqueológicos o arquitectónicos, escurrimientos en murales prehispánicos, filtraciones de agua en techos y muros —que a su vez provocan humedad—, saturación de agua en losas, así como deslaves de tierra en sitios prehispánicos cercanos al mar, ríos, lagos y lagunas; además de pérdida de cubiertas ligeras, daños en puertas y ventanas en el caso de museos”.
En este sentido, dijo que “a través de este esquema preventivo aplicado por el Instituto, cada uno de los Centros INAH del país implementan durante la temporada de huracanes, diversas acciones para la salvaguardia del patrimonio arqueológico, como el mantenimiento de desagües y drenajes, la colocación de lonas y redes de pescar sobre áreas en proceso de excavación, en taludes y plataformas para protegerlas”.
“Asimismo, se podan árboles y se quitan hojas y pasto, además del retiro de troncos que por la fuerza de los vientos pudieran volar e impactar contra alguna estructura, y también se construyen muros de protección para evitar deslaves y erosión”, indicó Carrillo.
“En lo que respecta a la protección de inmuebles históricos y museos —añadió—, se hace limpieza en azoteas, botaguas y drenajes, se impermeabiliza, se pintan fachadas y muros para reducir los riesgos de desmoronamiento, y se reparan grietas para evitar filtraciones de agua, además del deshierbe para evitar la acumulación de humedad”.
Carrillo recordó que el Previnah se creó hace ya una década, en 2002, como un esquema preventivo para proteger los bienes culturales e inmuebles históricos ante los efectos de los fenómenos naturales, y se implementa en coordinación con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Otra de las causas naturales que afectan al patrimonio edificado, son los sismos, cuyos eventos registrados en marzo y abril pasados, provocaron grietas y fisuras en estructuras, así como desprendimiento de basamentos en zonas arqueológicas y monumentos históricos.
Entre las medidas preventivas que se realizan constantemente ante este tipo de agentes naturales, destacan trabajos de mantenimiento y consolidación de los inmuebles, a través de resanes, aplanados y procesos de restauración encaminados a dar estabilidad a las diversas estructuras prehispánicas y monumentos históricos.
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