Han pasado muchos años, por no decir siglos, y el problema de las inundaciones en el sureste mexicano, tanto de la costa del Golfo de México como la del Pacífico sigue sin resolverse.
Pueblos enteros con el agua a la cintura, ahogados en el vital líquido, sin alimentos ni respuesta a sus peticiones de un plan hidráulico nacional que acerque soluciones, no parches, deseando corregir el problema que produce cientos de muertos y ahogados, que se suman a la larga e interminable fila de desaciertos gubernamentales.
Todos, sin concretar con el actual, que ha invertido miles de millones de pesos en una lucha inútil, pues el presidente se irá sin duda, sin terminarla y por otro lado los chicos malos seguirán con su negocio, otros ocuparán los lugares de los muertos o detenidos y continuarán vendiendo el mismo producto hoy “combatido”.
Lo anterior viene a colación entre otras cosas porque el norte de la república se muere de sed como siempre y el sureste vive asuntos hidráulicos que el cielo le envía.
Eso que los ganaderos y los temporaleros norteños, ven con ironía los caudales acuíferos que se derraman al mar, mientras sus tierras y ganado sufren las consecuencias de la carencia del vital líquido.
¿Qué no seremos capaces como para ejercer un plan hidráulico nacional que no nos limite a rezos y plegarias?
Si los egipcios lo hicieron llevando el agua hasta los altos de Egipto, hace 4 mil años, por qué no podemos hacerlo nosotros, ah… olvidaba que dinero enterrado no se ve y a los políticos les enferma lo que no causa boato ni aplausos favorables.
Un sistema adecuado en las dos vertientes costeras, la del pacífico y la del Golfo de México, le permitirían almacenar el suficiente abasto de agua para riegos, podríamos sembrar exportar volúmenes alimentarios que serían comprados en caliente en el mundo entero, hoy ávido de una alimentación equilibrada, además tendríamos una ganadería competitiva mundialmente que en épocas de Luis Echeverría “el terrible” exportaban por la frontera reynosense más de cuarenta mil reses anuales, hoy, ¡ninguna!
No se trata de partidismos, es sólo de negocios, como lo es todo en la vida negociaciones, el plan hidráulico nacional pondría de la noche a la mañana a la república entre los países del siglo XXI y no del XIX que vivimos.
Me refiero a esos renglones mencionados, no solo lo hago por mencionar derroches esto si sería alarmante, es tanto como tirar dinero al mar, dinero que no regresará.
Si se realiza un verdadero plan hidráulico se beneficiaría por un lado a Zacatecas, Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua y Nuevo León, por la vertiente del Pacífico, a Durango, Una gran parte de Chihuahua, Sonora, tierras que se convertirían en vergeles de producción agropecuaria.
Si reniego como todos, de la guerra delincuencial, que vivimos, ¡porque es una guerra! no se trata de un combate unilateral, no, es simplemente una guerra como digo delincuencial, que para fortuna nuestra y de la patria hasta hoy no se ha vuelto ideológica.
De otro modo estaríamos llorando la destrucción total de nuestro México.
(27/oct/2011)
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