Guadalajara, Jal. / Octubre 26.-
Ciertamente, la letra es conocida: “Ay, ay, ay, ay, canta y no llores…”. Pero algo no está bien. Suena extraño. Tiene otro acento. Érika Gómez, figura del Tricolor de basquetbol femenil voltea a una de las esquinas del domo del Code. La numerosa porra de Puerto Rico entona algo muy mexicano.
La estrofa cala en el orgullo. La Cucha Gómez dirige ahora la mirada al resto de la tribuna y con ambas manos exige el aliento que tanta falta hace. La afición responde y silencia a los boricuas con un abucheo estremecedor. Pero faltan dos minutos y la desventaja es de 20 puntos. La batalla está perdida. México está condenado a la plata. Y eso, ni con el calor del público se cura.
En su última actuación con la selección mexicana, Érika Gómez no puede celebrar como esperaba. Primero encesta un triple que pone de pie la gradería, luego recupera un rebote, enseguida entrega una asistencia, más tarde roba un balón, se da tiempo incluso de reanimar al público cuando los encestes de Puerto Rico caían como agua fría. La Cucha es omnipresente sobre la duela, pero ella sola no puede con todo.
El primer cuarto de la gran final del basquetbol femenil en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 está marcado por la inestabilidad del conjunto mexicano, que falla en sus tiros de campo una y otra vez.
“Nos ganó la presión de jamás haber estado en una final y la magnitud de este evento. Tanta gente y tanto compromiso, no tener nada y de repente llegar a mucho. Creo que nos traicionaron los nervios, pero hasta el final luchamos”, relata más tarde Abril García, autora
de 17 puntos.
La desventaja que al término del primer cuarto es de tres puntos (11-14) se estira conforme avanza el encuentro. Para el descanso son cinco las unidades que separan a ambos equipos. México tiene esperanza.
“¡Sí se puede, sí se puede!”. La afición llenó el domo del Code de una pasión inusual. El clamor es más de amor que de idolatría. Es el cariño por quienes representan el orgullo de todo el país.
El tercer periodo resulta definitivo. Triples consecutivos de Abril García y Érika Gómez ponen al Tricolor a sólo un punto de distancia. Pero la boricua Carla Cortijo demuestra una y otra vez que el baloncesto se juega con la cabeza fría y las manos calientes. Un enceste tras otro. Aniquila, desvanece poco a poco la ilusión nacional.
De repente, sin darse cuenta, la desventaja ya es de 11 puntos al término del tercer cuarto. La Cucha nuevamente agita sus manos. Por apoyo no queda. La afición es de oro. Pero Érika Gómez no puede hacerlo todo. Su última actuación vestida de tricolor es descomunal: 33 puntos y 16 rebotes.
Pero de las demás, sólo Abril García respondió. México no tuvo acierto desde el campo: encestó apenas 27 de sus 63 intentos. Cuando la chicharra anuncia el final, con el 67-85, la espigada figura de La Cucha dirige la mirada al suelo. Las manos en la cintura. Y la ilusión, esfumándose en el cielo.
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