Ciudad del Vaticano / Octubre 22.-
La Iglesia católica celebra hoy, por primera vez, la fiesta del beato Juan Pablo II, mientras los encargados de conducir su proceso de canonización deben elegir un “milagro” que lo pueda convertir en santo.
Karol Wojtyla fue beatificado el 1 de mayo pasado por el Papa Benedicto XVI durante una misa en la Plaza de San Pedro, en la cual se anunció oficialmente al 22 de octubre como fecha de su memoria litúrgica, coincidentemente con su elección como pontífice en 1978.
La enseñanza católica establece que la declaración de un fiel como “beato” no se trata de la prescripción obligatoria de su culto a nivel universal, sino un “indulto” temporal concedido por el Papa para que se pueda dedicar oraciones a su persona en algunas diócesis particulares.
En este caso el culto se autorizó originalmente en Roma (Italia) y en Cracovia (Polonia), pero después se extendió a México con motivo de la peregrinación de las reliquias de Juan Pablo II por 91 diócesis del país.
En declaraciones a la Radio Vaticana, Slawomir Oder, el sacerdote postulador de la causa de canonización de su compatriota Wojtyla, afirmó que ya existen “muchas gracias” concedidas por intercesión del beato, pero solo una podrá ser elegida para presentar al Vaticano.
“Puedo decir solamente que, hasta ahora, he recibido diversos testimonios muy significativos y estoy en espera de la documentación completa para poder eventualmente realizar un serio discernimiento sobre la oportunidad de promover un nuevo proceso”, indicó.
Se refirió así al itinerario que falta al Papa “peregrino” para ser reconocido como santo y que exige la comprobación de un “milagro”, concedido por Dios a través de su figura.
Normalmente los hechos prodigiosos, sobre todo curaciones inexplicables, logradas después de rezar a un santo o un beato, son conocidos como “gracias”.
Una vez que se aporta toda la documentación médica y se comprueba que se trató de un hecho no explicable mediante la ciencia, se puede hablar de “milagro”.
Un católico aspirante a los altares requiere de un “milagro” para ser reconocido como beato y otro más para ser santo.
La curación del mal de Parkinson de una monja francesa aseguró la beatitud de Juan Pablo II y ahora Oder espera tener toda la información para elegir cuál de estas “tantísimas gracias” reportadas en los últimos meses será sometida a estudio de la Sede Apostólica.
“Me ha impactado en particular modo la curación de una niña en situación desesperada y otro testimonio muy tocante correspondiente a la sanación de un sacerdote”, dijo el postulador.
“Quizá son significativos, estos testimonios, porque en algún modo indican dos polos de atención en vida, pero también una atención particular del beato, ahora, que puede interceder directamente ante Dios en nuestro favor”, agregó.
En la entrevista el sacerdote no se refirió al caso de la mexicana Guadalupe Fuentes García, de Mérida, en el estado de Yucatán, quien asegura haberse curado de un cáncer en la garganta tras haber rezado ante las reliquias del beato.
Según confirmó la Radio Vaticano esta semana, el tribunal eclesiástico de esa localidad comenzará en breve las investigaciones pertinente para poder enviar un expediente sobre el caso a Roma.
“El verdadero protagonista que, sin duda, nos indicará el momento más oportuno es Dios mismo que querrá darnos un signo que la Iglesia podrá tomar en consideración para reconocer un eventual milagro”, añadió Oder respecto de los tiempos para ver a Juan Pablo II como santo.
El clérigo recordó también que, al celebrarse este sábado la primera fiesta litúrgica del beato, son tantos los pequeños Carol, Carolina o Juan Pablo que festejan su primer onomástico.
“Tras su muerte muchas personas han pedido su intercesión para obtener la gracia de la paternidad, de la maternidad y habiendo obtenido esta gracia han querido conmemorarla con el nombre que han dado a sus hijos”, apuntó.
Discussion about this post