Guadalajara, Jalisco / Octubre 23.-
Sonríe Paola Longoria, su coquetería es natural. Hace apenas unos minutos que se convirtió en bicampeona panamericana y presume sus dos medallas; son de oro.
Es la protagonista del día en La Fiesta de América. Así lo soñó.
La racquetbolista ha vivido un cuento de hadas en la capital tapatía. Su cosecha del sábado fue perfecta y aún le falta la cereza en el pastel.
“Estoy muy contenta, sí sufrí en mis partidos, porque las rivales resultaron muy aguerridas, pero no iba a permitir que nos vinieran a ganar a nuestra casa. En algún momento me sentí desesperada porque no se estaban dando las cosas pero sí se pudo. En el dobles estuvo más complicado, pero al final logramos coordinarnos para ser campeonas”, dijo la número dos del ranking mundial, quien también buscará el metal áureo en la modalidad por equipos.
Longoria no sabe fallar. Ni siquiera cuando en el primer set de su partido de singles iba abajo 2-8 bajó los brazos. En la cancha se enfrentaba a Rhonda Rajschi, número uno del mundo; una adversaria de mayor estatura y de mayor edad.
No merma el ánimo de la mexicana. Incluso consigue el 12-12. Pero no le alcanza. La estadounidense sentencia el primer parcial 15-12.
Impecable. Con una cinta roja combinada a la perfección con su uniforme tricolor, Longoria enfrenta el segundo set. Recargada de energía quizá por las incansables porras de un público fiel se lleva el periodo 15-10.
En las tribunas, su mamá no quiere ver. Se cubre los ojos cuando ve en desventaja a su hija. De rosa, con playeras tatuadas con la imagen de Paola, un grupo de amigas de Paola la anima. No cabe nadie en el complejo de racquetbol. Incluso las escaleras están llenas de aficionados.
“Tuve momentos difíciles, pero es ahí cuando se conoce a los campeones. En alguna parte del partido me sentí bloqueada e incluso no le hice caso a mi entrenadora. Fue el momento para que llegara mi sicóloga y me dijera que el ganador sería quien aguantara la presión”, relata Paola.
Se lleva el tercer set con relativa facilidad. Levanta los brazos y mira a su familia. Es un triunfo de todos.
En el partido de dobles Paola cierra una jornada perfecta. Choca con Samantha Salas su raqueta tras un disputado encuentro. En el camino se quedaron las estadounidenses Rhonda Rajsich y Aimee Ruiz. Es la medalla 15 de oro para México.
Muestra la pantalla el marcador. 15-11, 5-15 y 11-5. Victoria tricolor.
Explota el Cielito Lindo. “…canta y no llores”. Un júbilo general.
“Sudamos mucho para esta medalla, pero conseguimos la meta. Falta todavía la prueba por equipos y también vamos por el oro ”, dice Samantha, quien por momentos lució desconcentrada, pero supo reponerse.
La primera dama Margarita Zavala atestigua el triunfo tricolor. Se toma fotos. Las felicita. También las llama el Presidente. Sus medallas son un bálsamo para las aspiraciones del país, que hoy espera también un racimo de metales dorados.
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