México, D.F.-
Pelea de pesos completos. Pegan duro, y al cerrar la primera de dos horas de debate han perdido reflejos y el castigo ha marchitado la lozanía con que llegaron al salón de la confrontación.
Con el hígado dolido, centran su fuerza en quitarse golpes y descalificar, olvidan la pregunta y llenan el espacio con sus ideas favoritas. El tiempo se les va sin noquear.
Salen de pie. Con ansias de llegar al siguiente debate, en un mes, y esperan el puntaje de los jueces, los electores, que han visto en televisión abierta, por cable o internet la forma en que los aspirantes a la presidencia abordaron cuatro temas cruciales.
Además, ellos han desencadenado otro debate en un espacio nuevo, las redes sociales.
Han sido dos horas de intensa generación de adrenalina en los equipos de Enrique Peña Nieto (PRI), quien resiste y contraataca la andanada que le dirigen Josefina Vázquez Mota (PAN) y Andrés Manuel López Obrador (PRD).
Una linda edecán, la chica Playboy 2008, de vestido gris ceñido y de gran escote, marca el inicio del debate al aparecer en escena con un recipiente de donde los participantes toman una tarjeta con su turno.
Un rostro es el sonriente, amable, imperturbable, el de la moderadora, la periodista Guadalupe Juárez, quien reparte las preguntas e interviene cuando el micrófono se apaga, al acabar el tiempo de uno de los participantes, como le ocurre más a Peña Nieto, a dos fuegos entre Vázquez Mota y Obrador.
En espacios contiguos y no comunicantes están los invitados de los candidatos. Dirigentes de los partidos que representan, hijos, familiares y demás combinaciones de la clase política que ha llegado al WTC, en vehículos blindados o con una escolta del Estado Mayor Presidencial, como corresponde a la primera dama, Margarita Zavala, invitada de Josefina Vázquez Mota.
El área es un búnker, con rejas, guardias, Policía Federal, dispositivos implantados 10 días antes, en resguardo de los candidatos, entre quienes se encuentra quien resultará la figura electa como jefe del Ejecutivo federal para el próximo sexenio.
Desde que llegan los candidatos a los intestinos del WTC las fuerzas de seguridad entran en tensión, los equipos políticos se mueven por impulsos alimentados por la adrenalina; los fotógrafos y camarógrafos de prensa viven su propia competencia por la mejor imagen.
Noche de debate, una escala estratégica en la carrera por la sucesión presidencial. Pasan la ronda de presentaciones con algunas fintas de reconocimiento. Entran al primer tema: economía. Están frescos, lucen sus ademanes característicos, se acomodan a la luz de los reflectores. En un recuadro un intérprete de lenguaje de señas traduce los golpes: “mentira”, “difamación”, “incumplimiento”.
A los 15 minutos, Vázquez Mota ha dado el primer golpe al quehacer de Peña Nieto en el Estado de México, y éste no deja pasar la ocasión y devuelve a la panista la rudeza. Mientras, Quadri, como boy scout, da propuestas, sin atacar ni ser agredido. Y luego, López Obrador dirige sus baterías contra el puntero en las encuestas y no deja pasar una intervención sin dirigir obuses.
Para enriquecer el anecdotario de los debates queda la foto de Peña con Carlos Salinas que muestra López Obrador de cabeza, pero aprovecha para vincular al mexiquense con Arturo Montiel, y dice que el ahora candidato debería estar en la cárcel por haber sido colaborador de su antecesor y corrupto tío.
Peña pega: PAN y PRD se han unido contra el PRI. Intenta quitarse golpes, al decir que se habla de informaciones falsas. Y hacia el final de la discusión retará a Vázquez Mota a confrontar sus 608 compromisos, dice, cumplidos en el Estado de México, lo que ella declina, y el priísta contesta en tono duro, seco: si no está dispuesta a revisar, que no descalifique.
La panista ha golpeado con toda energía. Pone el caso Paulette, la niña muerta y hallada en su cama, para sorpresa de todos. Peña revira: Josefina quiere revivir su campaña con la muerte de una niña.
Obrador habla pausado y centra sus golpes en contra de la corrupción y los grupos de poder que, dice, dominan la vida en México. Y eso, ofrece, va a cambiar con honestidad.
El tiempo acaba, y se quedan calientes, para el segundo debate, el 10 de junio.
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