Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.-
Apología a la Liguilla en La Selva, cortesía de Jaguares y Santos. ¿Más emoción que la vivida esta noche, imposible?
Fue un partido digno del enaltecimiento de la Fiesta Grande. Los Laguneros se llevaron la ventaja in extremis 4-3, en un duelo de volteretas, llegadas a gol constantes y alaridos de la tribuna, y ahora sólo pueden quedar fuera de las semifinales mediante un derrota por dos goles o más en el estadio Corona.
Hubo un jugador guerrero que nunca se cansó de correr. Carlos Darwin Quintero quiso dejar en la lona a los chiapanecos. Lo hizo mediante una escapada cuando el partido más electrizante de la Liguilla estaba por concluir. El colombiano se escapó y a Torreón con medio boleto a semis.
La complicidad del arquero Édgar Hernández fue clave, al regalarle el primer poste, sitio donde Quintero anidó el tanto del triunfo santista.
Ese fue el último momento de éxtasis del encuentro.
Antes hubo mucho más. Desde que daniel Ludueña dejó parado a Hernández para el primero de la tarde-noche (minuto 24) se supo que en el estadio “Víctor Manuel Reyna” se viviría el éxtasis futbolístico a plenitud.
Jaguares nunca se rindió. Intentó por todos los resquicios de la cancha llegar a la portería de Oswaldo Sánchez. Recompuso el camino el cuadro naranja y negro.
Chiapas dio vuelta al marcador mediante Luis Gabriel Rey (29) y Jackson Martínez (31).
Las celebraciones de ambos colombianos sólo fue el preámbulo para que los sentimientos de pasión, desesperación, frustración y felicidad cambiaran de bando constantemente y parecían sin final.
Oribe Peralta y Daniel Hachita Ludueña regresaron el liderazgo albiverde. Fueron un par de golazos, en los cuales, ambos futbolistas se abrieron el espacio y dispararon.
El mexicano la puso en el ángulo de la cabaña jaguar (39); el argentino colocó el balón pegado al poste de Hernández (59). Un deleite ver las dos anotaciones por la calidad estética y técnica de sus ejecutantes.
Llegó Jackson, siempre Jackson Martínez. Hizo ver fácil un tanto que dejaba a los del sureste mexicano con la posibilidad de ir a La Comarca a avanzar con sólo un triunfo.
Venció a Oswaldo con una definición que bien puede ser catalogado como un latigazo originado desde sus morenas piernas.
Empate a tres goles. El público feliz, pero a la vez ansioso porque quería que su equipo ganara. Santos se veía peligroso en sus arribos a la portería jaguar; los locales hacían sufrir a los zagueros de Santos.
El partido se tornó ida y vuelta. Las emociones crecían. Al minuto 95, un gol gracias a una escapada del “prófugo” Carlos Darwin pone a los laguneros con un pie en semis.
La conclusión de este juego bien puede ser: ¡Que viva la Liguilla!
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