El año 2012 será decisivo para buscar hacer realidad nuestros sueños y anhelos de tener un mejor país; será decisivo para lograr tener mejores oportunidades de vida para nuestros hijos; será decisivo para tener un mejor futuro como mexicanos.
Esta oportunidad histórica nos pudiera adentrar de lleno a la consolidación social, económica y política que nos convierta en un país realmente competitivo. El punto arranque lo constituye el proceso electoral en el que se elegirán todos los miembros del Congreso de la Unión y un nuevo presidente constitucional.
En efecto, la Cámara de Diputados será renovada con 500 nuevos diputados (300 elegidos por el principio de mayoría relativa y 200 elegidos por el principio de representación proporcional); a su vez, la Cámara de Senadores será renovada con 128 nuevos senadores (96 elegidos por el principio de mayoría relativa y 32 elegidos por el principio de representación proporcional).
Por otro lado, ante la imposibilidad legal que existe en nuestro país de la reelección del titular del poder Ejecutivo, Felipe Calderón deberá dejar el cargo y será elegido un nuevo presidente de México.
Esta renovación democrática traerá nuevas direcciones y estrategias legislativas y administrativas que deben empujar al país a un rumbo seguro, definido y con visión de largo plazo, no solamente de seis años, que es lo que dura un período presidencial.
Ahora bien, conviene reflexionar sobre cómo llegaremos a esa fecha los mexicanos justo antes de decidir quién nos gobernará y quienes lo acompañarán en las tareas legislativas para facilitar el camino hacia la prosperidad buscada.
Desafortunadamente el panorama no es muy alentador si consideramos que vivimos actualmente una pronunciada polarización social, económica y política que difícilmente desaparecerá en el corto plazo, sino que por el contrario, tiende a acentuarse.
A 2012 llegaremos sin la reforma del Estado y sin las reformas estructurales que hemos esperado desde hace diez años por lo menos.
A 2012 llegaremos inmersos en una profunda crisis de seguridad producto de una guerra iniciada por el presidente Calderón en la que no sabemos sin encontraremos éxito y que no hace sino desalentar la inversión pública y extranjera que paraliza nuestras economías y no genera empleos.
A 2012 llegaremos con un país que tendrá alrededor de 115 millones de habitantes de los cuales 60 millones son pobres (cifras que demuestran la polarización social y económica).
Aún así, los mexicanos debemos abrazar a 2012 como un momento en el que se nos presenta una nueva oportunidad de orientar el rumbo que deseamos y que nos permita sentirnos seguros, desarrollarnos y además trabajar hombro con hombro con nuestros gobernantes para obtener resultados concretos en lo social, en lo económico y en lo político.
Como sociedad estamos obligados a hacerlo. Las elecciones federales son solo el punto de partida, debemos aprovechar la coyuntura para sumar acciones en las que la participación ciudadana complemente las acciones del gobierno, pues de otra manera fracasaremos nuevamente.
miguelgarciaahedo@gmail.com?
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