México, D.F. / Enero 6.-
Una de las tradiciones más arraigadas en México es acompañar con un espumoso chocolate la clásica Rosca de Reyes, cuya costumbre fue adoptada por otros países.
Ya que ninguna bebida ha podido superar tan singular combinación. Desde la época prehispánica el cacao, ya era elaborado como bebida.
En el libro “Conquista y Comida, Consecuencias del Encuentro de Dos Mundos”, Martín González de la Vara, advierte que también los aztecas acostumbraban moler el cacao, formando un polvo comestible llamado “cacahuapinolli”.
Sin embargo, agrega, el principal uso gastronómico que le daban era para la preparación de una bebida fría, ligeramente amarga y muy refrescante, que se hacía con los granos molidos disueltos en agua.
A partir de esta receta, explica de la Vara, se agregaron nuevos ingredientes con el arribo a tierras mexicanas de los españoles. Cuyos personajes fueron agregando la leche y la vainilla.
Y así, durante la Colonia el consumo del chocolate como bebida se extendió, incluso en conventos. Al paso del tiempo el chocolate es una de las bebidas más deliciosas, a ella se han integrado ingredientes como canela, vainilla, incluso algunas flores.
En el estado de Oaxaca se acostumbra con leche y hay quién acostumbra a ponerle algunos huevos para provocar la espuma. Otra de las modalidades de este estado es el maravilloso chocolate con agua, que es refrescante y no es muy pesado.
Con el tiempo se hizo costumbre acompañar muchos alimentos con esta espumosa bebida, en especial la panadería mexicana, y desde luego el pan de muerto y la Rosca de Reyes.
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