México, D.F. / Julio 6.-
En un intento por evitar convertirse en cabeza de turco del fallido operativo de Rápido y Furioso, el director en funciones de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF), Kenneth Melson, denunció esta misma semana que agentes del FBI y de la DEA le habrían ocultado su participación directa en este esquema ilegal de tráfico de armas hacia México entre el 2009 y el 2010.
Según el testimonio que ofreció de forma voluntaria ante investigadores legislativos el pasado 4 de julio, Melson descubrió con posterioridad al asesinato del agente de la patrulla fronteriza, Brian Terry, en diciembre del 2010, que agentes del FBI y de la DEA habrían participado en el esquema de tráfico ilegal de armas hacia México mediante el pago a informantes.
“La evidencia que hemos recolectado sugiere la perturbadora posibilidad de que el Departamento de Justicia no sólo permitió que criminales traficaran con armas (en el operativo de Ràpido y Furioso), sino además, que dinero de los contribuyentes destinados a otras agencias (como el FB y la DEA) hayan financiado esas actividades”, aseguran en una carta dirigida al Procurador, Eric Holder, el presidente del comité de supervisión gubernamental en la cámara baja, Darrel Issa y el republicano de más alto rango en el comité senatorial de justicia, Chuck Grassley.
En la carta dirigida a Holder, tanto Grassley como Issa, refieren que en su testimonio ofrecido de forma voluntaria por Melson, al aún director en funciones de ATF “le enfermó” conocer los alcances y los fallos cometidos durante el operativo de “Rápido y Furioso”, cuando el escándalo estalló a través de los medios.
“No fue sino hasta después de la controversia pública, que él personalmente revisó cientos de documentos relacionados con el caso, incluidas grabaciones de escuchas telefónicas y reportes de investigación. Dijo que se sintió enfermo del estómago (asqueado) cuando obtuvo esos documentos y conoció toda la historia”, aseguran.
Además, en su carta aseguran que Melson les dijo que “a ATF se le ocultaron ciertas actividades de otras agencias, incluida la DEA y el FBI. El señor Melson dijo que él supo por agentes de ATF que información obtenida por estas agencias podría haber tenido impacto material en la investigación Rápido y Furioso desde fines de 2009 o principios de 2010”.
Las revelaciones de Melson, a quien muchos daban por muerto oficialmente tras la filtración de su supuesta renuncia a través de las páginas de The Wall Street Journal, han permitido poner en perspectiva un esquema de trasiego de armas en el que, de ser ciertas las acusaciones, habrían participado agencias federales como el FBI, la DEA y la ATF.
Esta posibilidad, que ha traído el testimonio de Melson, hace aún más increíble que altos cargos del Departamento de Justicia no estuvieran al tanto del operativo.
Precisamente, en la carta de Grassley e Issa, se señala que, “después de enterarse del posible rol de la DEA y el FBI, Melson transmitió ésta información en abril del 2011 al actual Inspectos General (del Departamento de Justicia) y al entonces subprocurador de justicia, James Cole, en junio del 2011.
Apenas el pasado 29 de junio, el presidente Barack Obama insistió en que su gobierno no estaba enterado del fallido operativo de Rápido y Furioso que permitió el trasiego ilegal de armas a México entre el 2009 y el 2010 y prometió que, una vez que concluya la investigación en curso, “se tomarán las medidas apropiadas”.
“Mi fiscal general (Eric Holder), ha dejado en claro que él, ciertamente, no habría ordenado un operativo” de pasar armas a México, dijo Obama al reiterar que la investigación, que aún sigue en curso, tendrá que descubrir los alcances de éste esquema de tráfico de armas que se habría realizado bajo la supervisión de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas (ATF).
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