La izquierda mexicana hace mucho que “pasó a mejor vida”. Hoy, los dirigentes del PRD sufren de Alzheimer, una enfermedad que solo aparece en las personas de edad avanzada.
A pesar de que el PRD no es un partido tan viejo, su descomposición se inició prematuramente al no encontrar materia luminosa que lo nutriera. Su líder original, Andrés Manuel López Obrador los ha abandonado por entreguistas, centaveros y acomodaticios al unir fuerzas con la ultraderecha más recalcitrante con un solo propósito: fastidiar a México.
Unos por el poder y otros, por el no poder, han destrozado la nación, que entre una recesión severa, inundaciones y siniestros naturales celebra el Bicentenario con un presupuesto de 350 millones de devaluados dólares, lo que representa el fracaso del sistema y la tozudez de los “Santanas” del poder y los “Limantour”.
Si el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, viera la fragmentación que se vive en la patria, lamentaría haber formado este grupo de facinerosos. La ultraderecha y la izquierda recalcitrante no ven por el beneficio de México, ven por el beneficio de sus grupos, no les importa el sufrimiento del pueblo mexicano, sólo ven por mejorar sus economías. Los muertos, siempre son del pueblo, no de los ricos.
Alguien me mencionaba que México no tenía deuda externa, lo que sucede es que está oculta. En el periódico la Jornada se cita una nota del “Economista” de Inglaterra, donde refiere que México tiene adeudos por 387 mil millones de dólares, algo así, como 3 mil dólares por cada ciudadano, incluidos los que apenas van a nacer.
Eso es hacer patria, si no vean el departamento del presidente de Acción Nacional, Cesar Nava, quien compró su modesto piso en Polanco de 485 metros cuadrados.
No comulgo con López Obrador pero tengo que darle la razón en cuanto a esa unión se refiere, solo imaginen la pareja entre un sacerdote y el diablo.
Todo con el simple propósito de no dejar el poder. Felipe Calderón, presidente de todos los mexicanos (nos guste o no), lo dijo: “entregar el poder está por verse”. ¿Será una amenaza?
Ya ven como es Calderón, hizo una guerra donde no había ni por qué o para qué. Creo, firmemente que en esta ocasión López Obrador está en lo cierto y su lucha es de todos.
Primero hay que pensar en la patria y luego lo demás. Ayudemos a separar a Dios y el Diablo. Valoremos si algo pudo ser más malo que esto.
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