Recorrer el país y tocar 27 millones de puertas buscando la información de quienes habitan esos lugares no es tarea fácil.
Eso es lo que hace el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi cada diez años a través de 140 mil mexicanas y mexicanos.
Por ello, en el censo 2010 se decidió publicar un libro donde seleccionaron las tres mejores historias contadas por los encuestadores de cada una de las entidades y del Distrito Federal.
Al leer las historias recopiladas en este libro, se percibe el esfuerzo que implica para los entrevistadores censales llegar a las viviendas y obtener la información.
No es tarea fácil y en ocasiones se desprecia esa labor que el Inegi hace cada lustro.
En el caso de Tamaulipas, hubo 200 participantes, y está representado con tres historias donde no se especifican los autores, pero en uno de los relatos habla de los peligros a los que se enfrentan los encuestadores en una entidad como ésta.
En esa historia, una muchacha tuvo que pedir ayuda vía telefónica porque un hombre la estaba hostigando queriendo subirla a su camioneta.
En otra de las historias tamaulipecas, un joven con Síndrome Down después de dar una muestra de cómo enfrentar enemigos imaginarios ayudó a los encuestadores a colocar un aviso en un domicilio para informar que pasarían al día siguiente a levantar la información.
Y en el tercer relato muestran la necesidad económica de los encuestadores, algo en lo que no se piensa cuando se les ve por las calles uniformados con su chaleco, su gorra y su mochila.
La publicación de este libro busca sensibilizar a la población acerca de la importancia de proporcionar información fidedigna.
También de respetar la labor que desempeñan y sobre todo, entender que sin el censo, en este país estaríamos más perdidos de lo que ya estamos.
En estos momentos de pesadumbre, es cuando se necesita ver las fortalezas y sin duda, el Inegi y su censo cada diez años, es una de las pocas cosas buenas que todavía existen y si falla el resultado, es por culpa de todos, que no asumimos esta responsabilidad de manera compartida.
PREPA MARTE R. GOMEZ
En esta preparatoria se alistan para tener elecciones para la renovación de la Secretaría General de la Delegación, pero se teme que haya presiones para que gane la planilla afín al director.
También hay inquietud entre los maestros por el reparto de horas, porque siempre resultan favorecidos los consentidos de la Dirección.
Y si como declaró el secretario de Educación, Diódoro Guerra, hace dos días, que se investigará a quienes no ejercen sus labores docentes para que dejen las plazas a quienes sí quieren dar clases, bien podría hacerse una auditoría a la preparatoria citada para determinar en qué condiciones están laborando los maestros.
Hay que recordar que Ciudad Victoria es uno de los lugares donde hay más maestros comisionados a labores sindicales y de oficina, en detrimento de la práctica docente.
El secretario general de la Sección 30, Arnulfo Rodríguez ya le contestó al secretario admitiendo que los maestros que no imparten clases están comisionados.
Lo que habría de determinarse es por qué habiendo tantos profesores en nómina, hay grupos de niños y jóvenes que aún no cuentan con maestro, eso es absolutamente ilógico.
Como ya se había anotado, Tamaulipas es el mundo al revés, hay alumnos, hay supuestos maestros, y hay salones de clases con alumnos, pero sin profesores.
¿Diódoro Guerra será capaz de resolver este entuerto? Al tiempo.
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