México, D.F. / Septiembre 17.-
Aunque se trataba de un día festivo, Jimena Navarrete, Miss Universo 2010, ocupó la mañana de ayer 16 de septiembre para posar para una sesión de fotografías y hacer unas entrevistas; por la tarde, visitó la casa hogar Ayuda y Solidaridad con las Niñas de la Calle, I.A.P, en la colonia Santa María Insurgentes.
El automóvil en que se transportaban la tapatía, quien iba acompañada de Lupita Jones, llegó escoltado por elementos de la policía de tránsito. Cuando llegó a la casa hogar, las niñas ya la esperaban en la puerta, quienes se organizaban para recibirlas con porras y aplausos.
Ya adentro, Lupita y Jimena se ubicaron en la mesa de honor que se había preparado para ellas; frente a ellas se sentaron las decenas de niñas que las observaban emocionadas, muchas de ellas llevaban coronas de plástico.
Al fondo del improvisado salón de conferencias estaban Pablo Nieto, novio de Jimena -un chico tímido que prefiere evitar el contacto con los medios de comunicación-, y su hermana, Mariana; así como el novio de Lupita Jones, Tomé Arés. Desde luego, también estaban los representantes de la organización Miss Universo, quienes no se separan ni un momento de Jimena.
Luego de que algunas niñas les dieran la bienvenida, la primera en tomar la palabra fue Lupita, quien les recordó a las niñas que no existen sueños imposibles.
Enseguida, Jimena señaló que en el lugar había “buena energía y sonrisas”.
“Son unos angelitos”, le dijo a las niñas, agregando que le daba mucha alegría estar ahí.
“Recuerden que cuando ustedes se proponen un sueño, si luchan y trabajan, van a poder conseguirlo. Todas van a poder ser unas reinas”.
Las niñas aprovecharon la ocasión para hacerle unas preguntas a Jimena. Para evitar que se les olvidaran, las leían en unos papelitos.
¿Qué ha sido para ti lo más difícil de ser Miss Universo?, fue la primera pregunta, a lo que contestó Jimena que estar separada de su familia.
También le preguntaron qué sentía al ser considerada la mujer más bonita del mundo. Con una sonrisa, contestó: “Yo no me siento la más bonita. Simplemente es un título que yo llevo este año”.
Otras cuestionamientos de las niñas fueron a cuántas competidoras se había enfrentado para ser Miss Universo, cuál ha sido la pregunta más difícil que le han hecho, si había sentido el apoyo de México durante la competencia, qué sintió cuando le colocaron la corona… Una a una, con paciencia, Jimena respondió.
Mientras tanto, las niñas del fondo se quejaban de que no las dejaban ver quienes se encontraban adelante; otras, pedían que sus compañeras guardaran silencio para poder escuchar; unas más, prefirieron platicar en voz baja; algunas, tímidamente se levantaban un poco para alcanzar a ver lo que ocurría al frente.
La expectación de las niñas creció cuando, de mano en mano, llegó hasta Jimena una caja negra, en la cual se guardaba la corona de Miss Universo. Cuando la sacó, las pequeñas se emocionaron y le pidieron que se la pusiera. Antes de que eso ocurriera, un representante de la organización de Donald Trump les explicó -en inglés- de qué materiales estaba elaborada. Lupita tradujo la explicación y agregó que Jimena le daría clases de español.
Al término de la sesión de preguntas y respuestas, Lupita, Jimena, y todo su séquito, recorrieron las instalaciones de la casa hogar; posteriormente, regresaron a los vehículos y, escoltadas nuevamente por policías de tránsito, se alejaron del lugar.
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