México, D.F. / Mayo 4.-
Una imagen dice más que mil palabras, reza el dicho. Y así lo han hecho valer personajes y medios de comunicación que durante los grandes sucesos de la historia moderna se han valido de polémicas fotografías para dar a conocer su versión de los hechos.
La reciente muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, durante una operación a cargo de Estados Unidos, y las dudas sobre el paradero de su cuerpo dieron pie de nueva cuenta a que los genios del Photoshop y algunos medios de comunicación intentaran engañar al mundo.
Por lo menos tres fotos del supuesto cuerpo abatido del Bin Laden circularon a través del ciberespacio y algunas en medios de comunicación serios.
La más difundida fue la mostrada en la televisión paquistaní, donde se aprecia al líder terrorista con el rostro lleno de sangre y en parte desfigurado, tendido sobre el suelo. Incluso varias agencias informativas la distribuyeron a medios de comunicación. Luego de algunas horas, diversos medios internacionales publicaron que la imagen se trataba de un montaje, y mostraron la foto original de la que se partió para hacer parecer que en realidad se trataba del jefe de Al Qaeda.
En otra imagen el presunto Osama aparece tendido con un disparo en la cabeza frente al que parece ser un soldado estadounidense. A pesar de que esta imagen se difundió a través de las redes sociales, algunos medios la publicaron en un principio como real, aunque horas después rectificaron al surgir la imagen original sobre la cual se hizo el montaje.
Pero en algunas ocasiones no se trata de que los medios de comunicación muerdan el anzuelo, sino que son ellos mismos quienes modifican las fotografías para darles mayor valor del que en realidad tienen, esto, a costa de su audiencia.
Así están los casos del diario español “El Mundo”, que en su primera plana publicó una fotografía panorámica en la que aparecía el presidente José Luis Rodríguez Zapatero cantando “La Internacional” junto a un líder minero, un diputado, una secretaria de su partido y una ministra de gobierno. Sin embargo, se trata de dos imágenes que distribuyó la agencia Reuters y que el periódico ibérico decidió unirlas para dar una impresión de unidad y que tuviera mayor impacto.
El recién derrocado líder egipcio Hosni Mubarak también protagonizó un escándalo relacionado con el Photoshop. Y es que el diario Al Ahram, uno de los más antiguos del país árabe, publicó una foto en la que aparece Mubarak caminando al frente de figuras como el presidente de EU, Barack Obama; el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu; el mandatario palestino Mahmoud Abbas; y el rey de Jordania, Abdulah II. En realidad, en la imagen original el ex líder egipcio aparece caminando al final y el grupo lo encabezaba Obama.
La popular revista de “The Economist” también cayó en la tentación del Photoshop. En medio de la crisis del derrame de crudo en el golfo de México, la publicación uso una imagen de Barack Obama para su portada. En ella aparecía el presidente de EU cabizbajo, con actitud depresiva y solitario, con un fondo de una plataforma petrolera y el título “Obama vs BP.El daño más allá del derrame”. Finalmente varios medios estadounidenses revelaron que en realidad se trataba de una imagen de Reuters, en la que Obama aparece junto a otras dos personas y en realidad se encontraba mirando algunos objetos en el suelo.
En México también se cuecen habas. Durante la administración del entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, un diario local se tomó la osadía de cortar la cabeza del mandatario y colocarla sobre la de su homólogo de Nayarit, Ney González, durante una reunión de la Conago.
En la foto oficial de dicho evento, que fue enviada a los medios locales, Mario Marín Torres permanecía serio y aislado en una mesa de la última reunión de gobernadores en la que los comensales le mostraban indiferencia. Aparecía en el extremo superior izquierdo del cuadro fotográfico. Sin embargo, cuando la foto fue publicada el que apareció en su lugar fue el gobernador de Nayarit, Ney González, el anfitrión de la Conago. Al final parecía que los entonces secretarios de Hacienda y Gobernación escuchaban con atención a Marín.
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