Reynosa, Tamps. / Abril 29.-
Así como jala su costal y soporta las inclemencias del tiempo, doña María del Socorro no se rinde y mucho menos se deja vencer por las enfermedades que a su edad la aquejan.
A sus 74 años, la sexagenaria mujer se despierta muy temprano para dirigirse al basurero Las Calabazas para pepenar desperdicios y venderlos después para obtener algunas monedas y subsistir.
Cada esfuerzo que hace al jalar su enorme bolsa queda marcado en el suelo ya que el intenso calor y las jornadas agotadoras debilitan a Doña Socorro pero aun así dice que tiene que aguantar por necesidad.
“Si me canso pero tengo que trabajar, estoy sola, ya tengo como cuatro años trabajando en esto y a veces saco 300 o 400 (pesos); tengo hijos, pero ya están casados a veces me ayudan con 50 pesos”, dijo.
Son muchos metros los que Socorro tiene que recorrer para dejar su costal hasta la orilla, pero son más sus ganas de seguir viviendo, ya que la distancia, es lo que menos le importa.
En este lugar tan insalubre donde al paso salen cerdos buscando alimento y perros enfermos de sarna, hay muchas personas que viven de los deshechos que incluso llevan a sus hijos para que coman.
Algunos pepenadores de este lugar comentan tener cerca de 30 años dedicándose a esta actividad y a pesar de tener un contacto directo con la basura y de estar muchas horas exponiéndose a los rayos del sol, aseguran que jamás han contraído alguna enfermedad.
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