México, D.F. / Abril 19.-
Para estar ad hoc con la Semana Mayor, el Museo Nacional del Virreinato (MNV) exhibe la exposición “Íntima devoción. Entre lo divino y el arte”, compuesta por 40 pinturas de autores anónimos de los siglos XVIII y XIX, quienes plasmaron en su obra la vida de Jesucristo, desde su nacimiento hasta su muerte.
Este rico acervo de arte popular, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), es una colección conformado durante más de 40 años por el ingeniero y coleccionista Alfredo Vergara Casas, y entregado en comodato al Museo Franz Mayer, el cual llega a ese museo virreinal, ubicado de Tepotzotlán, en el estado de México, al norte del Distrito Federal.
En el imaginario popular en torno a la esencia divina de Jesús, que prevaleció a finales del siglo XVIII y principios del XIX, fue tema de inspiración de numerosos pintores anónimos novohispanos y mexicanos que plasmaron en su obra, con gran habilidad en el oficio, su propio sentimiento de devoción.
Alicia Martínez, jefa de Servicios Educativos del MNV y colaboradora del trabajo de curaduría, comentó que esta colección es producto del interés que tenía el ingeniero Vargas de contar a través de estas obras la vida de Jesucristo, desde su nacimiento hasta su muerte. No obstante, la mayoría de las piezas se enfocan en el tema del Vía Crucis.
La exposición se divide en seis unidades temáticas, que comienzan con la denominada “Dios encarnado”, en la cual se “humaniza” la figura de Cristo y se le ve como un ser mortal.
De este modo, se muestran piezas que representan a Jesús en su etapa de recién nacido, alimentándose del pecho de su madre, en el acto de la circuncisión, hasta llegar al momento del Calvario, la Crucifixión y, con ello, el sufrimiento, el dolor, la sangre y la muerte.
La segunda parte, dedicada a los “Exvotos”, se refiere al sentimiento de gratitud de los fieles hacia la imagen de Dios o algún santo por los favores recibidos. “Los maestros de la pintura novohispana trabajaban para las grandes catedrales e iglesias, pero también estaba este grupo de artistas anónimos, que plasmaba con más libertad este sentimiento de devoción y abastecía con sus obras las necesidades de un mercado de arte sacro en crecimiento”, añade Martínez.
La tercera unidad, “Vida cotidiana”, integra pinturas en las que se observa a Dios o a los santos en actitudes habituales, como reflejo del sentir de una sociedad que en los albores del siglo XIX encontraba en las imágenes un modelo de comportamiento a seguir.
Los núcleos “Sensibilidad e imaginación y Autor anónimo” muestran el ingenio de los pintores, quienes trascienden lo académico al realizar composiciones de gran originalidad y en las que plasman también su devoción religiosa.
Martínez añadió que la sala de “Autor anónimo”, rinde tributo a aquellos pintores que no firmaban sus obras como un rasgo de humildad. “A pesar de que ninguna obra está firmada, la mayoría revela una buena factura, se nota un buen trabajo pictórico, y el uso de diferentes técnicas y soportes, ya sea lámina, madera o tela”.
En la última sala, denominada la “Historia de una obra de arte”, se muestra al público el proceso de elaboración de una pieza artística y se explica además cómo el deterioro es parte de su historia.
“Esta sección es muy interesante porque nos adentramos en las técnicas, los pigmentos, los soportes y otros elementos que utilizaban los artistas en su creación. Para ejemplificar esto elegimos la obra titulada ‘El buen pastor’, de pequeño formato y de una composición excepcional, donde se encontraron 27 colores diferentes, que enriquece su calidad cromática. Detalles técnicos que se explican en una cédula, para que el público aprecie este acervo pictórico”.
Esta muestra estará abierta al público hasta el 10 de julio, de martes a domingo de 9:00 a 18:00 horas, en el área de exposiciones temporales del Claustro de Naranjos del Museo Nacional del Virreinato, que se ubica en Plaza Hidalgo 99, Barrio San Martín, Tepotzotlán, estado de México.
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