Guadalajara, Jal. / Julio 31.-
Volvió a brillar como ningún otro futbolista rojiblanco. El problema es que, ahora sí, fue el último capítulo del idilio entre las Chivas y Javier “Chicharito” Hernández.
El joven sensación del futbol mexicano se fue cabizbajo hacia la banca de su nuevo equipo. Chocó la mano del hombre que lo sustituyó, Danny Welbeck, y respondió tímidamente a la ovación de un pueblo que todavía lo idolatra, al que este viernes otorgó una nueva alegría.
“El Chicharito” comprobó que lo mejor de su futbol aparece cuando viste la casaca rojiblanca. Su presencia bastó para cambiarle el rostro a la ofensiva de un Rebaño Sagrado que estrenó de la mejor forma su nuevo estadio, con un triunfo sobre el laureado Manchester United (3-2).
La conexión con Adolfo Bautista y Alberto Medina permanece intacta, magia de la que carece con los británicos. La conseguirá con el tiempo, cuando los Diablos Rojos le saquen provecho al desequilibrio que el chico aporta en todo el frente de ataque.
Fabio, Darren Gibson y Correy Evans sufrieron con su vertiginosa velocidad. Para ellos fue como un interescuadras en forma; para Javier, la mejor manera de darle las gracias a los aficionados que lo admiran profundamente.
Su nombre fue coreado como ninguno. Los decibeles se dispararon cuando horadó la portería inglesa, gracias a aquel magistral zurdazo (8’).
El festejo se lo guardó. Ahora se debe al ManU y ofreció disculpas por la anotación, mientras los más de 40 mil aficionados chivas le rendían pleitesía, al igual que sus compañeros durante el primer tiempo, quienes lo miraban con cierta nostalgia, como si imaginaran lo mucho que le van a echar de menos.
Casi todos respetaron el homenaje que recibió al participar con ambos equipos. Héctor Reynoso se salió del script con aquella falta que le cometió cerca del área tapatía. El goleador respondió inmediatamente con un disparo que casi vence a Luis Michel.
Estuvo cerca de igualar su propio partido, pero la de ayer era una fiesta chiva y él tampoco desentonó.
El Manchester United pareció entenderlo así durante grandes lapsos del cotejo, en los que apostó por replegarse y buscar el contragolpe. Las Chivas lo agradecieron e impusieron su ritmo, basándose en la velocidad de Alberto Medina y Omar Arellano, además de la cadencia de Adolfo Bautista.
El Bofo también desempeñó un rol protagónico. Más allá de que le devolvió la ventaja al Rebaño Sagrado (38’), llenó de confianza a los jóvenes Michel Vázquez y Mitchel Oviedo, con quienes se asoció en el segundo tiempo.
Héctor Reynoso fue la otra estrella. José Luis Real le otorgó el gafete de capitán y el fornido central le retribuyó con liderazgo y contundencia. Su certero remate con la cabeza (58’) marcó la diferencia final.
También se fue ovacionado cuando llegó el momento de la sustitución, al igual que Michel, quien dio paso a Sergio Arias, aquel portero campeón del mundo Sub-17 en 2005 y quien ha sufrido para establecerse en la Primera División.
Ya sin varios titulares en el campo, el duelo perdió brillo. Las miradas se centraron en la banca visitante, donde el protagonista de la noche observó los últimos minutos con cierto desenfado. Le habría gustado no irse con el revés… Y en parte lo cumplió, porque fue básico en el triunfo del equipo en el que pulió las cualidades que hoy lo tienen como una de las principales esperanzas de los Red Devils.
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