Guadalajara, Jal. / Julio 25.-
Chivas se despidió del estadio Jalisco con un adiós gris, de poco futbol, escasas llegadas y una entrada más que floja de sus seguidores para ver el empate a cero entre el Rebaño Sagrado y el Puebla. Abucheos justificados al final del partido por parte de una afición que no pudo gritar gol.
Al equipo más ganador del futbol mexicano se le olvidó lo que representó ese recinto en su historia. Los espíritus de las grandes leyendas que se vistieron de rojiblanco jamás se aparecieron para recordarle a los jugadores del actual plantel tapatío cómo se defiende el Jalisco.
Sin duda se extrañó a Javier Ledesma, Fernando Quirarte y en tiempos más recientes a Gustavo Nápoles y Ramón Ramírez, porque los once titulares del Guadalajara que saltaron este sábado como locales por última vez en el coso de la colonia Independencia brindaron esfuerzos, chispazos y todo menos alegrías o algo qué festejar.
Chivas dio la impresión de tener prisa por tomar las maletas y dejar ese estadio lo antes posible para estrenar el Omnilife, que será su casa a partir del próximo 30 de julio con la visita del Manchester United inglés.
El técnico rojiblanco, José Luis Real, intentó mantener con éxito la dinámica y la posesión de balón que ha caracterizado al Guadalajara en los últimos tiempos. Pero su equipo falló en la tarea de irse del Jalisco con un triunfo porque los pocos intentos de cara a la portería poblana terminaban con el balón en cualquier parte, incluido el poste, excepto en las redes de la meta defendida por Alexandro Álvarez.
Puebla esperó, esperó y esperó. Buscaba en un contragolpe el tanto que terminara por amargar aún más la despedida. El guardameta rojiblanco, Luis Michel, evitó las acciones de gol de los Camoteros, que tampoco fueron muchas ni muy exigentes.
Por parte de la escuadra tapatía, Adolfo Bautista fue de los mejores elementos del Rebaño y estrelló un disparo en el metal derecho al minuto 49, tras un buen centro de Alberto Medina.
De ahí en fuera, ni Omar Arellano que se perdió un mano a mano contra Álvarez cuando el partido tenía apenas unos minutos, ni el “Venado” con su velocidad pero poca profundidad, ni el joven Michel Vázquez y su voluntad, ni mucho menos Omar Bravo dieron la sensación de mayor peligro.
Todos los atacantes de las Chivas en este partido hicieron recordar a Javier Hernández, quien maravilló con sus goles al estadio Jalisco, que hoy vivió una de las noches más tristes de su historia. El ahora ariete de los Red Devils no piensa volver pronto a la institución chiva.
El cero a cero deja a los rojiblancos con un punto en el Grupo uno y con una deuda enorme con su hinchada que tendrá que comenzar a pagar fuertes sumas de dinero por todo lo que tenga que ver con su equipo. La afición no sabe de tacañerías en las gradas, aunque a los futbolistas rojiblancos se les haya hecho fácil aburrir a quienes los apoyan.
Así se cierra un ciclo en la historia del Guadalajara. El martes por la noche le toca una cita histórica en el estadio Azteca contra la Universidad de Chile en la semifinal de ida de la Copa Libertadores de América, después enfrentará al subcampeón de la Liga Premier inglesa ya en su nueva casa.
El Jalisco se quedó triste, mudo de gol, con la silbatina reprobatoria en su tribuna y caras de inconformidad vestidas con los colores rojo, blanco y azul. El único que salió contento fue Puebla, que se salió con la suya: hizo agua la fiesta en la que fuera la casa de Chivas hasta este sábado.
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