“Un país donde todos los días la gente quiere saber cuántos fueron los muertos del día anterior tiende a convertirse en un país sombrío, en un país que le apuesta al terror. Y eso no lo vamos a permitir. Aunque ya, cada día, al salir de casa, pensemos en la posibilidad de que nos maten. Pero no le podemos dejar nuestras calles ni al Ejército ni a los sicarios. Las ciudades nos pertenecen. Son el muestrario de lo que somos. Lo contrario, la sombra, lo sombrío, provoca abandono, indigencia… No lo vamos a permitir. Tenemos que recuperarnos. No podemos vivir en un país que termine tragándonos a nosotros mismos…”, palabras del escritor sinaloense Élmer Mendoza en una entrevista publicada este jueves en periódico español El País.
Tiene razón Élmer Mendoza, él narra que en Culiacán, ciudad donde radica, la cosas se pusieron difíciles a partir de la intervención del ejército que llegó a una vivienda a matar a toda una familia, acusando al jefe de ésta de que sembraba estupefacientes.
El hombre fue el único que pudo escapar, denunció al ejército porque él era un simple agricultor.
A partir de ahí, hemos visto cómo la violencia se ha generalizado.
Los encuentros sangrientos entre mexicanos, unos del ejército, otros de la delincuencia organizada son cosa de todos los días.
De continuar esta escalada pasará lo que dice el escritor, que nuestras ciudades se volverán sombrías.
México ha llegado a un punto donde la población se está enfermando de miedo, miedo a los delincuentes, miedo a las autoridades y esto no puede continuar así.
Los correos electrónicos están plagados de fotografías espeluznantes, cuerpos destrozados, vehículos dañados.
Como si fuese una tierra sin ley se asesina y después se averigua, como ocurría en los tiempos de la revolución.
El propio gobierno rompió el estado de derecho y ha quedado al mismo nivel que los delincuentes.
Es necesario recuperar la cordura, esto que nos pasa pareciera de locos.
Locos los delincuentes, locos los policías y militares, y en medio la población indefensa.
Y para acabarla de amolar llega un huracán que nos muestra cuán débiles somos.
Por cierto, todo el mundo se preguntaba dónde estaban los delincuentes mientras “Alex” hacía de las suyas en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila.
¿Es que tendremos que estar enfrentando contingencias climáticas para que la violencia entre autoridades y delincuentes tenga una tregua?
¿Cuánto más resistiremos?
EJIDO SAN LORENZO SIN AYUDA
Los habitantes de este ejido piden ayuda al gobierno de Erick Silva y de Eugenio porque ahora sí el agua les está llegando arriba de las rodillas.
Los habitantes del ejido se quejan de que las autoridades no han bajado de sus helicópteros, que se la pasan sobrevolando la zona, pero de acercarse a caminar con ellos entre el agua y el lodazal no hay nada.
Refieren que sólo personal de protección civil llegó, pero a Erick Silva no se le ha visto por el lugar.
Y llama la atención que eso suceda, si durante todos estos días desde que se presentó el huracán y las inundaciones, Eugenio ha andado de un lado a otro recorriendo todos los puntos.
Ayer incluso estuvo fumigando junto con José Ángel Córdova el secretario de Salud una colonia de Reynosa.
La solicitud de ayuda de los habitantes del ejido San Lorenzo en Matamoros no debe ser ignorada.
OTRA TORMENTA
Protección Civil está alertando por la formación de otra tormenta tropical frente a Tuxpan, Veracruz que está afectando con lluvias al sur de Tamaulipas, parece que el mal tiempo continuará.
Mientras el doctor Felipe Garza Narváez, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso atribuye a la Comisión Nacional de Agua responsabilidad en lo que está sucediendo, los diputados federales, dice Baltazar Hinojosa, pedirán que el dinero de Fondo de Desastres se entregue rápido a las entidades afectadas por “Alex”.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
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