Dos elecciones municipales en Reynosa ha perdido Francisco García Cabeza de Vaca, con candidatos a alcalde y a diputados locales que impuso a su antojo, manipulándolos y vendiéndoles la idea que, siendo el coordinador de campaña retendría (2007) y recuperaría (2010) la ciudad. Pero en ambas su partido perdió y de manera rotunda, vergonzante.
En el año 2000 Cabeza de Vaca ganó la diputación federal de Reynosa dentro de la moda del foxismo, y al año siguiente quiso ser alcalde y perdió. Pero regresó en el 2004 por la revancha, apoyado por un movimiento ciudadano –a quien pronto le dio la espalda–, y ganó la presidencia municipal.
Fueron tres años de la peor administración de esta frontera que se tenga memoria. Vaya, los mismos priistas que eran los amos de la corrupción, se quedaron asombrados cuando fue documentado el enriquecimiento inexplicable de Cabeza de Vaca, de sus dos hermanos y algunos colaboradores cercanos.
Pero llegó 2007 y la ciudadanía fue a las urnas a echar al PAN de la presidencia municipal y, además, el PRI le arrebató las dos curules en el Congreso del Estado. De esa forma empezaba el principio del fin de alguien que, siendo alcalde, ya despachaba como gobernador electo.
Ese mismo año se atrevió a imponer candidatos a alcaldes en varias ciudades de Tamaulipas como Matamoros, Río Bravo, Ciudad Victoria, Altamira, Madero, Mante y Tampico. Y en todas perdió, como sucedió en Reynosa con su delfín Gerardo Peña Flores.
En Reynosa, la ambición de perpetuarse en el poder con un presidente municipal que sería su títere, hizo que cometiera error tras error. Primero al imponer a Peña Flores, un regiomontano sin arraigo en la ciudad, cuando el candidato natural era Alfonso De León Perales, entonces diputado local albiazul.
De León Perales abandonó al PAN, aceptó la candidatura del PRD y su 10 por ciento en la votación fueron sepultura para las ambiciones de Cabeza de Vaca. Al final de la jornada electoral de ese 2007, el PRI ganaría con menos del cinco por ciento de las votaciones.
Y llegaron las elecciones federales de 2009. De nuevo Cabeza de Vaca impuso a Peña Flores como candidato a diputado federal y sucumbió ante el candidato tricolor, Everardo Villarreal Salinas, pero esta vez con un margen cercano al 15 por ciento.
Era una prueba de que el fenómeno cabecista se desinflaba de manera estrepitosa, con el apoyo de un Luebbert Gutiérrez que se decidió a ser alcalde por segunda vez, nunca se equivocó y fue el mejor fertilizante para terminar con esa plaga.
Pero eso no fue todo ese año. Otra vez Cabeza de Vaca llevó mano en imponer candidatos en los distritos de Tamaulipas y perdió las cinco diputaciones federales que había ganado el PAN en 2006. Además de las cabeceras de Reynosa, Matamoros y Río Bravo, Tampico se quedaba su legislador federal albiazul.
Para evadir la justicia y teniendo el control de la dirigencia del PAN en Tamaulipas, en 2007 el entonces alcalde de Reynosa se apuntó en la lista de candidatos plurinominales al Congreso local y, con la votación estatal, aseguró una curul y el fuero que necesitaba para burlarse de la justicia.
En 2009 quiso ser candidato plurinominal federal y fue rechazado cuando todavía mandaba Germán Martínez Cázeres en el PAN nacional. En su lugar fue designada Leticia Salazar Vázquez y llegó al Congreso de la Unión como la única legisladora de Tamaulipas.
Y llegaría la cita de 2010 con las elecciones esta. A finales de 2009 y comienzos del presente ganó millones de pesos en sobornos a los militantes de su partido para que votaran por él en una convención que nunca se realizó para designar candidato al gobierno.
Ante el turbio ambiente, las pugnas al interior del PAN y el voto comprado con anticipación por Cabeza de Vaca, la decisión sobre el abanderado para gobernador se dio en el CEN albiazul y favoreció al senador José Julián Sacramento Garza, su principal antagonista.
El legislador federal, originario de Matamoros, tenía a su favor un triunfo histórico de su partido: era el único candidato al Senado de Tamaulipas que había derrotado al PRI en una elección (2006) por voto mayoritario.
Este 4 de julio Cabeza de Vaca volvió a perder la alcaldía de Reynosa que seguramente nunca volverá a recuperar su partido, luego de sentar a Jesús María Moreno Ibarra como un candidato impopular y lejos de las simpatías de la militancia que, por segunda vez, se quedaba como simple espectadora de una imposición, como en 2007.
Este 2010 donde no metió las manos Cabeza de Vaca fue precisamente en Tampico.
Meses antes, Sacramento Garza había invitado a la diputada local del PRI, Magdalena Peraza, a aceptar la candidatura a la presidencia municipal y dijo que sí; hizo campaña, se enfrentó a una estructura que ella conocía a la perfección y el resultado fue sorprendente: ganó.
Mientras tanto en Reynosa Cabeza de Vaca ya es historia. Que en paz descanse.
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