Violencia institucionalizada

Este término fue usado durante el taller de periodismo científico organizado por la Fundación Ealy y fue empleado por la doctora Tania Mijares García, directora del Programa de Aire y Energía del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, al referirse a la falta de cumplimiento del gobierno federal y de Petróleos Mexicanos, quienes se comprometieron a eliminar el azufre del diesel a partir de enero del presente año.

El incumplimiento de la Norma 086 por parte de PEMEX, nos indica el grado de compromiso que la paraestatal tiene con el medio ambiente.

Déjeme explicarle qué ocurre con el azufre que contiene el diesel con que se surten los vehículos automotores.

De acuerdo a la explicación de la doctora, las partículas de azufre ingresan al torrente sanguíneo como hollín o carbón negro, que es más dañino que el gas metano y que produce 15 muertes de mexicanos al día según la Organización Mundial de la Salud.

De acuerdo a un estudio realizado en niños de una escuela primaria en el D.F., localizado en un  sector con gran movimiento vehicular, los pequeños tienen menos capacidad pulmonar debido a la gran cantidad de carbón que respiran.

Ese grado de contaminación es a lo que se refiere el término violencia institucionalizada donde los organismos públicos, los más obligados a cumplir con la ley, caen fácilmente en su incumplimiento y con sus prácticas contribuyen a la contaminación.

Pero el término se puede aplicar a un sinfín de medidas gubernamentales y de la Iniciativa Privada que también pueden catalogarse como violencia institucionalizada.

Dentro del taller de periodismo científico estuvo el secretario del Medio Ambiente, Juan Rafael Elvira Quesada, quien admitió la preocupación del gobierno mexicano en torno a la fumigación con herbicidas que planean realizar en la ribera del Río Bravo y que ya fue aprobada por el Cabildo de Laredo, Texas. Tema que ya tocamos en esta columna.

El funcionario federal expuso que la Semarnat propuso analizar en un foro binacional esa medida que tiene contemplada realizar Estados Unidos para frenar el ingreso de indocumentados por el río Bravo.

Elvira Quesada señaló que, de entrada, hay que ver los impactos que tendrá, no sólo sobre el agua que consumen los habitantes de ambos lados del río, sino el daño que ocasionarán en las variedades silvestres de plantas y animales que habitan esa región.

El secretario de la Semarnat dijo que están negociando con las autoridades de lado estadounidense la aplicación de esta medida antiinmigrante.

Pues bien, al escuchar a ambos personajes, la doctora y el funcionario federal, nos damos cuenta cómo el término violencia institucionalizada es aplicable a un sinfín de medidas gubernamentales que son usadas en todos los países del mundo y que menoscaban la salud de los habitantes.

Es paradójico cómo el ser humano lleva a cabo acciones que se vuelven contra sí mismo, en el afán de controlar la migración, que existe y existirá por los siglos de los siglos, no se miden las consecuencias de las mismas y dañarán permanentemente la vida de los seres vivos del planeta.

La corrupción es otra variable de la violencia institucionalizada donde no sólo los funcionarios, sino también los empresarios, caen en esta práctica que afecta a la población.

Un ejemplo de ello es el cobro de comisiones para asignar obras o compra de insumos o servicios, el pago de esa especie de propina a funcionarios, es otra manera de padecer la violencia institucionalizada, porque ese recurso en lugar de aplicarse en la construcción de una obra, es destinado a los bolsillos de empleados de gobierno y particulares.

Y eso es extensivo a otorgar permisos de construcción sin cumplir con la reglamentación de no afectar el medio ambiente.

Pero como reza un dicho: En el pecado llevan la penitencia.

Esa corrupción al final termina constituyendo un crimen cuyas consecuencias se propalan y repercuten en quienes la practican, porque ni con todo el dinero del mundo podrán eludir el daño ocasionado a la naturaleza y por ende, a sí mismos, dado que no hay otro planeta a donde puedan irse a vivir. Estamos todos en el mismo barco.