México, D.F.-
Un mito muy frecuente y poco comentado es el de que las mujeres no necesitamos sexo con la misma frecuencia que los hombres.
Dice la sociedad que nosotras no tenemos la misma necesidad que ellos, que somos más evolucionadas o que nuestro género es así, sin más explicación.
Pues les digo: No es cierto, no es cierto y no es cierto. Necesitamos de las relaciones sexuales y de la frecuencia al igual que los hombres; lo que cambia es la educación.
Nos inculcan que las mujeres somos frágiles, dependemos de la voluntad del hombre, que no necesitamos del sexo mientras tengamos hijos que cuidar, comida que preparar, casa que limpiar, ropa que lavar. Con esto nos entretenemos y nuestro mundo está completo y perfecto, la vida ideal de una mujer… y es obvio, si el esposo nos requiere, entonces sí, cumplimos con sus deseos porque es parte de la lista de obligaciones.
Nada más equivocado. Cualquier mujer con la mente abierta y atenta a su cuerpo y a sus necesidades sabe perfectamente que el sexo es importante, muy importante y es aceptable y normal desear tenerlo. Y tenerlo con mucha frecuencia.
Sin miedos o prejuicios nos damos cuenta de lo mal que nos educan y al darnos cuenta de esto, empezamos a “oír” lo que nos dice nuestro cuerpo y percibir lo bien que nos sentimos cuando satisfacemos nuestros deseos sexuales.
También cuenta
No trataré el tema de amor aquí, sólo hablaré de sexo, independiente de la maravilla que es hacerlo cuando existe este ingrediente único, pues es conocido que el amor potencializa muchísimo las sensaciones y más para las mujeres.
Aunado a este error, está la idea de que no nos interesa tener orgasmos, totalmente falso. Nosotras estamos hechas para tenerlos, ¡muchos!
Ya es hora de entender y decir, principalmente a los esposos, novios, amigos, hijos, que las mujeres somos similares a los hombres en cuanto a la sexualidad. Que se nos alborotan las hormonas, a lo mejor en diferentes momentos o diferentes estímulos, es cierto, pero en cuanto a la satisfacción y el deseo, claro que somos iguales.
Nada más no estamos acostumbradas a asumirlo así, ya que después de todo, nos enseñan a pensar o hacer pensar a los demás que ser buena mujer es sinónimo de falta de deseo sexual.
¿Seguiremos con el viejo juego de que nos vean como puras y santas o ya queremos que nos vean como seres completos, complejos, enteros y humanos? Ya basta de tanta falta de información.
Ya es hora de decir que los estímulos sexuales nos hacen temblar, que nos gusta mucho tener sexo, que nos humedecemos al imaginar estar en la cama teniendo un rico orgasmo o, simplemente, percibiendo el deseo en los ojos del hombre que queremos.
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